Cuando Adán Rubio fue a levantar ayer la persiana de su tienda de la calle Independencia número 2 se encontró dos cascotes "de considerables proporciones" en la puerta. La zona había sido acordonada el domingo después de que los vecinos avisasen a los bomberos del desprendimiento de parte de la cornisa, pero la entrada a los establecimientos no estaba prohibida. El joven llamó a la Policía Local y esperó pacientemente mientras se preparaba para recibir clientes.

Pero no llegó a vender nada. Ni uno solo de sus complementos de cuero. Los agentes llegaron en pocos minutos y con ellos los bomberos montados en un vehículo dotado con grúa y autoescalera. Además del precinto policial, rodearon el perímetro con vallas azules y dejaron dentro, "como en un corralito" a tres establecimientos y medio. El medio es en realidad uno de los escaparates de la zapatería Alcalá, en el bajo del edificio que está en la esquina de Uría e Independencia.

Es decir, que los cascotes proceden del inmueble número 2 de Independencia y 25 de Uría.

"Cuando recogí los trozos de la cornisa del suelo, pasó por allí el barrendero y aluciné porque me dijo que él los recoge a diario", comentó el chico. Pronto se quedaron mirando hacia arriba varios vecinos del entorno, que aseguraron que "también caen piedras" del edificio anexo, el 4 de Independencia.

Los comerciantes de al lado salieron con cara de pocos amigos. Estaban atrapados detrás de cintas y vallas de plástico. La zapatería Pazo y la tienda de arreglos de ropa, Las labores de Ceci. "No me lo puedo creer", dijeron casi al unísono Rocío Méndez y Cecilia Castellano.

Algunos viandantes despistados o cansados de tantas prohibiciones en el centro de Oviedo pasaron por debajo del precinto policial. Al darse cuenta de que estaban en medio de una zona prohibida preguntaron en voz alta qué debían hacer. "Pues usted verá. Puede entrar en una tienda o salir de aquí por si cae algo", le respondieron los comerciantes.

En la acera opuesta, la gente llegó a pensar que se estaba quemando algo y se marchaba apresurada. Una mujer dijo en voz alta: "A mí me está dando miedo venir por aquí hasta en rebajas".

El tramo de la calle Independencia seguía vallado al cierre de esta edición y los comerciantes no sabían si podrían seguir al pie de sus negocios.

El inmueble esquinero de Uría e Independencia es obra de Benigno Rodríguez y fue construido en 1925. Forma parte del Catálogo Urbanístico del concejo de Oviedo y tuvo dos reformas "en fecha desconocida". Así, los comerciantes aseguran que "cada vez que hacemos una pequeña obra hay que avisar al Ayuntamiento y pedir permiso".

Según la ficha del catálogo municipal, en una primera intervención se hizo "una adaptación de las dos viviendas por planta a función hotelera, excepto la del último piso, que conserva su función residencial. Esta intervención supuso la reforma de las viviendas primitivas para dedicarlas a habitaciones, dispuestas en batería y articuladas por dos pasillos en ángulo". La segunda entrada que aparece en el catálogo, se refiere a la "reforma integral de los bajos y el entresuelo del chaflán para adaptarlos a locales comerciales. El local que ocupa el bajo y entresuelo de la esquina cuenta con un tejadillo saliente que rompe la continuidad vertical del cuerpo".