Entre los barrotes del cercado que separa el viejo hospital de la calle Julián Clavería, en el Cristo, podían verse ayer dos varas de hierba, tumbonas de playa, sombrillas, gente tomando el sol, saltando a la comba o escanciando sidra, y algún que otro perro con correa. Era un pícnic reivindicativo para exigir "el uso público inmediato de los terrenos" del antiguo HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias). Un acto organizado por los vecinos en el prado que está frente al helipuerto del hoy cerrado complejo sanitario y en el que participaron decenas de personas desde las 12.00 hasta las 14.00 horas.

Nacio González, portavoz de este movimiento vecinal, calificó la jornada de "éxito absoluto" y se mostró esperanzado en que el Principado -propietario del suelo y los edificios- acelere el proceso para darles un nuevo uso. Eso sí, con tres requisitos: que deje a los ciudadanos disfrutar de la zona mientras tanto, que consulte a los ovetenses sobre el futuro de los espacios y que no haya especulación urbanística. "No queremos otra Villa Magdalena y otro Palacio de Congresos de Calatrava", advirtió González.

A grandes rasgos, las propuestas vecinales pasan por convertir el área en un parque urbano con área de juegos infantiles, aparatos de gimnasia, canchas deportivas y huertos ecológicos. Pero también hay quien afina y va más allá. El artista Ánxel Nava, miembro del colectivo SOS Cultura, apuesta por reutilizar algunos inmuebles del viejo HUCA, como Silicosis. "La ubicación de la Universidad Popular de Oviedo sigue sin resolverse porque dicen que no hay sitio, pues bien, no veo problema en ponerla aquí".

Al igual que Nava, la joven Jennifer Burbano participó en el pícnic. Llevó a su hijo de once meses y extendió una toalla sobre la hierba recién segada por algunos vecinos que acudieron cargados de aperos. A ella le preocupa la seguridad. "El antiguo HUCA lleva dos años cerrado y de seguir así puede convertirse en un foco de delincuencia e insalubridad".

A pocos metros de ella, Mar García, Isabel Suárez y Victoria Bascarán esperaban "refuerzos". En realidad, esperaban unas empanadas de bonito que sumadas a un "túper" de ciruelas claudias les arreglaban la peculiar comida campestre. "Las ciudades son para los ciudadanos", dijeron casi al unísono, mientras otro vecino les servía un culín.

Candelas Villeros se unió al grupo y añadió que "la ciudad tiene que ser para los ciudadanos". A su juicio, El Cristo y Buenavista se han visto muy afectados por el cierre del hospital y la pérdida debe compensarse. "Aquí hay mucha gente mayor que únicamente camina por Julián Clavería por todo ejercicio porque para ir a una zona verde hay que caminar muchísimo y encima en cuesta".

María Dolores Murias, vecina y jubilada del viejo HUCA, apuntó la posibilidad de instalar allí las barracas de San Mateo: "¡Será por espacio en el Cristo!".