La Policía Nacional investiga el robo en dos viviendas de Oviedo pertenecientes a dos personas a las que previamente habían robado las llaves en el gimnasio al que acudieron la semana pasada.

Según ha podido averiguar este periódico, los asaltos domiciliarios se produjeron con apenas 24 horas de diferencia y los ladrones no se llevaron un gran botín, aunque no ha trascendido la localización del gimnasio o las viviendas.

Los últimos robos en domicilios particulares ocurrieron en verano, cuando una banda organizada tuvo en vilo a la ciudad y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tras desvalijar una treintena de viviendas para llevarse oro, joyas, dinero, dispositivos digitales, y muy rara vez objetos de grandes dimensiones o electrodomésticos. La Policía Nacional detuvo en agosto a tres miembros del grupo conocido como "rompellaves", experto en la ejecución de la técnica del "bumping", que permite abrir puertas en menos de treinta segundos y sin dejar huellas. Eran tres ciudadanos rumanos, quienes, contra todo pronóstico, no formaban parte de una banda itinerante, sino que residían en el Principado.

Desde finales de julio sucedieron denuncias de ovetenses que, al regresar a casa de sus vacaciones, se encontraron con sus hogares desvalijados y en encontraban marcas en los marcos de las puertas. Los barrios más afectados fueron Ciudad Naranco, Pumarín, Vallobín y La Corredoria.

La psicosis vecinal desatada triplicó la carga de trabajo de los cerrajeros, que acudían día sí y día también a cambiar la cerradura de los pisos de medio Oviedo. El servicio más demandado era el cambio de bombín o cilindro de la cerradura por otro a prueba de ladrones o "antibumping". El segundo, la instalación del bombín y de un escudo acorazado protector. Y por último, y el más caro, el cambio de la puerta por otra acorazada a prueba de cacos, desembolsando entre 1.600 y 1.800 euros.