"La demolición del «martillo» de la calle Rosal se vio envuelta en la polémica desde su tramitación. Las obras consisten en la rehabilitación del primero de los edificios, el más noble de todos ellos, mientras que para el segundo se proponía desmontar su fachada y colocarla posteriormente piedra a piedra. Las otras tres casas se derribarían para dejar paso a un edificio bajo en el que se construirá un aparcamiento de tres plantas con más de 120 plazas".