Juan Gil llegó ayer a la Cátedra Emilio Alarcos Llorach a hablar de los usos del latín en la literatura española" pero antes de cumplir ese compromiso se detuvo en la personalidad del filólogo y académico que le da nombre, el padre de la Gramática moderna, de cuya muerte hoy se cumple el decimonoveno aniversario. Gil, también académico de la Lengua y creador de la mejor escuela de latinistas de España, en la Universidad de Sevilla, se refirió al catedrático fallecido como a "una de las figuras capitales de la cultura española", "que cada vez impone más" y que en su faceta humana era "afabilísimo, entrañable y dotado de una mágica ironía".

Juan Gil llegó al edificio histórico de la Universidad de Oviedo acompañado por la directora de la Cátedra Emilio Alarcos, viuda del lingüista, Josefina Martínez. Allí les esperaban el catedrático de Filología Latina Juan María Núñez; el decano de la Facultad de Filosofía y Letras, José Antonio Gómez; el concejal de Cultura de Oviedo, Roberto Sánchez Ramos, y el vicerrector de Extensión Universitaria y Proyección Internacional de la Universidad de Oviedo, Francisco José Borge. La directora general de Patrimonio del Principado, Otilia Requejo, también se acercó hasta el caserón de la calle San Francisco y siguió el acto sentada entre el público.

Inevitablemente, Josefina Martínez hizo mención al aniversario de la muerte de su esposo, evocando "aquella madrugada fría" en la que el intelectual "abandonó su exilio terráqueo". La sonrisa de Emilio Alarcos, a pesar de los diecinueve años transcurridos desde su muerte, "sigue iluminando nuestros trabajos y nuestros días", añadió la que, a través de la dirección de su Cátedra, es la mayor guardiana de su legado y madre de su hijo Miguel.

El Vicerrector de Extensión Universitaria reconoció, al presentar el acto, la singularidad de la labor que desempeña la Cátedra Alarcos y manifestó que "su actividad es diferencial".

José Antonio Gómez, decano de Letras, también empezó mencionando la ausencia de Alarcos. Luego presentó a Juan Gil como a "un estudioso tan apasionado de la lengua latina como de su reflejo en la realidad" contemporánea.

Juan Gil es, según Josefina Martínez, un "innovador de los estudios de latín medieval", "filólogo latino y de otras filologías", que destaca por su "libertad de cátedra y personal" y por ser el "principal divulgador del latín y los clásicos" en España. "El humanismo no es simple arqueología", hizo notar la viuda de Alarcos, para aclarar después que "es acercarse a los clásicos con naturalidad".

El catedrático Juan María Núñez observó, a cuenta de Juan Gil, que es curioso cómo su padre, entomólogo, tuvo dos hijos que se adentraron por el camino de la Filología, destacando uno como latinista y el otro en la lengua griega. De Gil, el protagonista de la velada de ayer, destacó su "inmensa producción" y el hecho de que "en Sevilla ha creado la escuela mas importante de latinistas" del país. Su edición de las "Crónicas Asturianas", añadió, es "la más fidedigna" que existe.

Tras las presentaciones, Juan Gil tomó la palabra. Comenzó elogiando a Emilio Alarcos Llorach y a la cátedra universitaria que guarda su memoria y siguió con el tema de su conferencia, disertando, entre otras muchas cosas, sobre cómo en la Edad Media el "conocimiento del latín era la llave que abría la puerta a los saberes" y sobre los "nacionalismos lingüísticos".

Para hacer ver que el debate sobre la utilidad de las humanidades viene de lejos, Gil contó que el ilustrado Jovellanos criticó en su día la abundancia de tantos estudios "de latinidad y de filosofía" y leyó uno de sus textos al respecto: "¿Hasta cuando ha de durar esta adoración, esta ciega idolatría, por decirlo así, que profesamos a la antigüedad?".