Los árbitros que se encargaron ayer de dirigir los distintos juegos alternativos que entretuvieron la mañana de 400 alumnos de 6º de Primaria del municipio, prestaron más atención a la convivencia que al marcador. Porque el objetivo de las Olimpiadas Deportivas Intercentros de Oviedo, que celebra este año su quinta edición, no es la competición. "Buscamos que los niños se relacionen entre sí, conozcan las instalaciones deportivas de la ciudad y mejoren su condición física con alternativas de ocio saludables", destacó en el Cristo, donde se desarrollaron las actividades, Pablo de la Puente, director del colegio Corredoria y, como el resto de miembros de la organización, profesor de Educación Física. "Incluso les pedimos que no traigan bollería para el tentempié", añadió Miguel Cuesta, jefe de estudios del Veneranda Manzano, otro de los artífices del evento.

Y los chicos encantados. "Mi juego favorito es el minihockey", señaló Alejandro González, alumno del Lorenzo Novo Mier, que apuntó también que el evento supera con creces su día a día en el colegio: "Esto es mucho más divertido". Entre los deportes que pudieron disfrutar los estudiantes estaba también el balón prisionero, el cesto móvil, el kinball, el bótebol y el rondín, que, explicó Andrei Florín Corici, de San Pedro de los Arcos, "es parecido al béisbol pero se juega con el pie".

"Adaptamos distintos deportes y se realizan juegos alternativos en los que los niños pueden participar sin problemas", dice Miguel Cuesta. "Son muy pequeños, por ejemplo, para el voleibol", añade luego el profesor de Educación Física. Por eso los niños de los colegios de Colloto, la Corredoria, el Dolores Medio, el Fozaneldi, el Lorenzo Novo Mier, el Poeta Ángel González, el San Pedro de los Arcos, el Veneranda Manzano y el de Villafría, jugaron ayer a bóteball, en el que el balón tiene que tocar al menos dos veces el suelo antes de contabilizar un punto.

"Las actividades molan mucho", resumió Yanira Larralde, que se desplazó con su clase desde Colloto para disfrutar de un día plagado de "muchos juegos muy divertidos", bajo el sol que iluminó las instalaciones del Cristo.