La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El HUCA, entre el tupper y la cartera

Los visitantes del hospital, divididos sobre la necesidad de habilitar un local al que pueda llevarse la comida de casa

Lilia Cienfuegos y Juan Carlos Macías desayunan en la cafetería de hospitalización del HUCA. L. BLANCO

¿Debe disponer un hospital de una zona habilitada para llevar comida de casa? Ese es el debate planteado Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) a raíz de la reclamación que el usuario Gerardo Gutiérrez elevó al centro sanitario y que hizo pública en una carta en este periódico: ante el ingreso durante un largo periodo de un familiar decidió contener el gasto de las comidas llevándose su propio menú a la cafetería. La idea duró hasta que los responsables de la cantina le dijeron que no podía hacer eso.

La incómoda situación llevó a Gerardo Gutiérrez a pedir alguna alternativa en el punto de información del centro sanitario, desde el que se le invitó a realizar una reclamación. La respuesta no fue otra que la negativa a usar las instalaciones de la cafetería sin consumir en la misma y un agradecimiento por su sugerencia.

Su carta en LA NUEVA ESPAÑA tuvo amplio eco entre los lectores. En su queja, Gerardo Gutiérrez ofrecía una solución: habilitar un espacio con microondas, mesas y otros enseres necesarios para poder llevarse el tupper de comida casera. Sobre el terreno, en el propio HUCA, la idea genera controversia. Frente a los partidarios de aliviar las cargas a la gente con pocos recursos, aparecen quienes lo ven como un foco de problemas.

"El coste diario de la cafetería puede ser mortal para la gente con pocos recursos", señala Lilia Cienfuegos, que mientras espera los resultados de las pruebas de un hijo que se encuentra en observación, alucina con la factura del desayuno. "Por dos zumos y un bocadillo nos han cobrado 6,80 euros", indica, haciéndose una idea de lo que conllevaría pasar muchos días yendo a visitar a un familiar. "Imagino que según está la situación mucha gente no tiene más remedio que optar por algo más barato", señala.

En la misma línea se pronuncia su marido, Juan Carlos Macías, actualmente en el paro y que ve lógico que la gente pida un comedor para visitantes ajeno a las cafeterías, de gestión privada. "Si el dinero no llega hay que estirarlo y es una buena manera de hacerlo", coincide el matrimonio, vecino de Las Campas.

Otros van incluso más allá y reclaman que se apoye este tipo de servicios complementarios para las personas desfavorecidas. "Si no ponen un comedor, al menos tenían que dar opción a menús más baratos u ofertas especiales", declara Anselmo Fuertes, vecino de Gijón, que defiende la necesidad de "apoyar más a los que más lo necesitan".

Unas posturas que la naveta Carmen Rodríguez considera que podrían tener efectos contraproducentes en el funcionamiento del centro sanitario. "Es posible que si se habilita un espacio de este tipo nos expongamos a gente incívica que deje todo perdido", declara la mujer, que invita a los afectados por esta situación a buscar soluciones más imaginativas. "Que traigan un bocadillo o coman algo en las habitaciones, que no creo que les digan nada", indica, al mismo tiempo que considera que la situación del HUCA es privilegiada en este aspecto frente a otros hospitales. "Está peor en el Monte Naranco, puesto que aquí tienes opciones de buscar menús más baratos en restaurantes próximos", indica.

La idea es refrendada por otra usuaria de Nava, Begoña Piquero, que, si bien considera que podrían hacerse excepciones en casos de extrema necesidad, se debería evitar traer comida de cada. "No tiene sentido andar cargando con tuppers para ir al hospital", sostiene la usuaria, al mismo tiempo que considera necesario delimitar el alcance del servicio. "La prioridad es atender a los pacientes, mientras que los visitantes deberían buscarse más la vida", destaca.

Compartir el artículo

stats