"Ojalá me hubiera dado cuenta antes, porque quizá habría tenido más tiempo para estar bien". Así se expresa Alberto Bulnes sobre su decisión de ingresar en las Unidades Terapéuticas y Educativas (UTEs) de Villabona. Bulnes participa en el Campo de Trabajo que la Fundación Adsis desarrolla esta semana en Ribera de Arriba en colaboración con el Ayuntamiento del concejo.

Este langreano, que ingresó por primera vez en prisión a los 21 años, es uno de los 16 presos, 15 hombres y una mujer, que gozan de una semana, del 3 al 10 de julio, en la que vuelven a tener contacto con la vida normal gracias al programa que Adsis organiza por decimoctavo año, el sexto consecutivo en Ribera.

Durante estos días, los internos desarrollan trabajos de desbroce y limpieza en los caminos del concejo por las mañanas. Las tardes están dedicadas a la realización de talleres y actividades educativas que comparten con la decena de voluntarios de la Fundación que los acompañan en cada momento y con los propios vecinos de Ribera de Arriba.

El coordinador de Adsis para el programa, Javier Illarramendi, explica que en estos días se concentran diferentes experiencias que permiten a los internos "vivir lo que puede ser la realidad de la vida" para que les sirva de "empujón" dentro del proceso de cambio en el que están inmersos en su módulo de la UTE. Todos los participantes son personas con problemas de drogodependencia que les han llevado a cometer delitos para satisfacer sus adicciones, pero que ya se encuentran en situación de acceder al tercer grado y cumplir la parte final de su condena fuera de prisión, mientras siguen un programa de tratamiento de su adicción.

La concejala de Cultura de Ribera de Arriba, Patricia Álvarez, destaca la implicación vecinal, y lo ejemplifica con la chocolatada espontánea organizada por los vecinos el primer año que el campo llegó a Ribera de Arriba, en 2012, y que terminó por convertirse en una tradición. La edil también remarca que el tejido asociativo es muy grande para un concejo tan pequeño como el suyo.

Borja Fra agradece "mucho, mucho" el interés que los voluntarios de Adsis muestran cada día hacia los internos del programa. "Lo hacen sin más, les sale de dentro", añade este gijonés de 26 años que lleva más de cinco años en la UTE de Villabona y que espera continuar su terapia fuera de la cárcel a medio plazo. Para él, el saludo matutino de Paula, Marcos o Javier y la despedida cada tarde al acabar la jornada de convivencia supone "un mundo".

"Esperaba otra cosa, ese rechazo que te encuentras en la calle, pero son muy acogedores. Como si fuéramos uno más", explica Borja sobre la "grata sorpresa" que ha recibido con la actitud de los vecinos de Ribera.

Dos de los voluntarios de la Fundación Adsis, Paula Menéndez y Marcos Lasunción, coinciden en señalar la sorpresa que muestran los internos por que los dos hayan decidido pasar este tiempo de vacaciones participando en esta experiencia.

Marcos, profesor de matemáticas en un instituto gijonés, define esta semana como un "intercambio" donde cada uno recibe lo mejor del otro. "Te llevas el no prejuzgar a la gente", añade Marta sobre los resultados del programa.

"Cuando hablas con ellos ves lo duro que es vivir en el centro penitenciario", explica la joven de 22 años y estudiante de Derecho.

El agradecimiento y la buena sintonía dominan las reflexiones de todos los participantes. Los internos consideran las tardes la mejor parte del programa. Para Marcos es el momento en el que los presos "se abren más".

"Son varios mundos diferentes que encajan a la perfección", concluye Marta sobre la convivencia entre vecinos, internos de Villabona y voluntarios.