Los vecinos del número 20 de la calle Buenaventura Paredes, en el barrio del Milán, vivieron el pasado miércoles una jornada dramática. La Policía Local halló a un hombre enfermo de alzhéimer, de 79 años de edad, con claros síntomas de abandono justo antes de descubrir que su cuidador, de 71 años y vecino del piso superior, había muerto aproximadamente 48 horas antes por causas aparentemente naturales. El fallecimiento del encargado de los cuidados del anciano provocó que éste permaneciera desatendido y que se encontrara en muy malas condiciones, teniendo que ser trasladado al hospital.

La voz de alarma la dieron los propios vecinos a las ocho y cuarto de la tarde del miércoles. Algunos residentes se percataron de que el cuidador no había entrado en la vivienda del enfermo en los dos últimos días y, tras comprobar que éste no les abría la puerta, decidieron llamar a la Policía. Poco después, los agentes se trasladaron hasta el lugar y lograron entrar a la vivienda del afectado por el alzhéimer, comprobando que se encontraba en mal estado, con claros síntomas de abandono. Entonces, avisaron al personal sanitario que se encargó de trasladarlo hasta el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde quedó ingresado.

Casi de manera inmediata, los agentes entraron en la vivienda del cuidador. Su cuerpo yacía sin vida tumbado sobre el sofá del salón, sin muestra alguna de violencia, por lo que las primeras investigaciones apuntan a que habría muerto por causas naturales, aproximadamente 48 horas.

Se trata de una versión que concuerda con el abandono que presentaba el vecino que habitualmente era cuidado por el fallecido. Ambos mantenían una muy buena relación personal desde hace muchos años, según indicaron a este diario fuentes cercanas al caso.

La situación pilló por sorpresa a todo el vecindario, pues, según indican, el estado de salud del fallecido -Miguel Ángel Allende García- era muy bueno, hasta el punto de que se bastaba para atender a su amigo enfermo. El hecho de que permaneciera tanto tiempo sin ser visto entrando en la vivienda del enfermo fue lo que levantó las sospechas de los residentes, que, tras valorar la situación, decidieron poner la situación en conocimiento de los agentes de la Policía Local de la ciudad.

El fallecimiento inesperado del hombre llevó a la Policía Nacional a solicitar las investigaciones necesarias para esclarecer las causas de la muerte, aunque casi desde un primer momento se descartó que se tratara de un crimen. Las cenizas del varón, natural de Piloña, pero vecino de Oviedo desde hace varias décadas, serán recibidas hoy al mediodía en la iglesia parroquial de Valle, en su concejo natal.

La aparición de este cadáver se suma al de otro varón de 59 años de edad, que el pasado 7 de agosto fue hallado sin vida en su vivienda de la calle Miguel del Fresno, en el barrio de Vallobín, después de que un vecino diese la voz de alarma a los servicios de emergencia tras haber pasado cuatro días sin noticias del hombre. Aunque en un primer momento fue la Policía Local de Oviedo la que se acercó hasta el piso con el objetivo de tratar de localizar al vecino, la Policía Nacional tomó el mando de las investigaciones tras comprobar que el fallecido yacía sin vida sobre el sofá de su salón. Tampoco presentaba, al menos a simple vista, signos de violencia.