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Poli Díaz y Rourke, antes del combate.LNE

Combate en Ventanielles

Los dos días y medio más surrealistas de Mickey Rourke

El Ayuntamiento pagó 18 millones de pesetas al actor hace 25 años por una gala de boxeo y las actuaciones de Samantha Fox y Grace Jones

Mickey Rourke guarda en su casa una réplica casi exacta del crucifijo que hace veinticinco años presidía el salón de plenos del Ayuntamiento de Oviedo junto a una fotografía de los reyes Juan Carlos y Sofía. Se encaprichó de él en cuanto lo vio de reojo antes de estrecharle la mano a un Alcalde con mayoría absoluta que afrontaba el segundo año de su primer mandato con una lista casi interminable de proyectos, la confianza ciudadana y una tesorería en positivo. Gabino de Lorenzo se fotografió ante los medios junto al coprotagonista de "Nueve semanas y media" en pose pugilística. El actor estaba en la ciudad en calidad de boxeador. Iba a enfrentarse al día siguiente (12 de diciembre de 1992) a Terry Jessmer en el Palacio de los Deportes ante casi 4.000 personas en un combate televisado por Tele 5 para celebrar el tercer aniversario del programa "Pressing Boxeo". Habían pasado seis años desde el estreno de la película que lo catapultó a la fama y el teléfono de su representante no sonaba demasiado. Saltar al ring era un intento de reconducir su carrera gracias a un deporte que había practicado de joven. Se embolsaría 20 millones de pesetas. Dieciocho de los cuales corrían a cargo del Consistorio y el resto, de la cadena de televisión y patrocinadores.

"Lo quiero". Rourke señaló la cruz y los concejales se pusieron nerviosos. Lo cuenta el que entonces era edil de delegado de Tráfico y Seguridad Ciudadana, José Agustín Cuervas-Mons. "Se empeñó tanto en aquello que alguien, no recuerdo quién, tuvo que ir con él a la tienda de objetos religiosos que había en la calle Cimadevilla. El tío no paró hasta que se hizo con uno igual o parecido".

El actor había aterrizado en Ranón bien acompañado. Samantha Fox y Grace Jones estaban en el pack de "Pressing Boxeo" porque iban a cantar en playback en el recinto deportivo de Ventanielles para animar el cotarro. También se sumó a la fiesta el "Potro de Vallecas". El siete veces campeón de España en peso ligero y ocho veces campeón de Europa fue invitado a Oviedo justo cuando comenzaba un declive profesional que le condujo a meterse en una espiral de drogas y problemas legales. El grupo se despidió de la ciudad en la madrugada del 13 de diciembre tras asistir a una macrofiesta en La Real. Allí ocurrieron trifulcas, jaleos y altercados de orden público que obligaron a llamar a agentes de seguridad a última hora.

Policarpo Díaz ha rechazado hacer declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA sobre aquellos días, pero veinticinco años después es posible hacer una reconstrucción de los hechos. "La gente empezó a caerse y a tropezar sin razón aparente. No entendía que estaba pasando hasta que miré al suelo. El Poli y Rourke andaban a gatas por el privado de la discoteca atando los cordones de los zapatos de unos con otros. Eso fue sólo el aperitivo de la noche". El gerente de la desaparecida Real, Daniel Giménez Alcayde, califica aquella fiesta de "película violenta, extraña e inquietante".

Volviendo a su primer día en la capital asturiana, el actor, Fox y Jones asistieron a la proyección nocturna de la película "Home boy" en el teatro Filarmónica. El propio Rourke la había escrito y protagonizado dos años después de triunfar con Kim Basinger con la intención de mostrar la autodestrucción de un boxeador llamado Johnny Walker, igual que la marca de whisky. El patio de butacas estaba lleno y el público aplaudió a rabiar. Ya por la mañana del 12 de diciembre, acudió a la tradicional ceremonia de pesaje de los púgiles sin moverse del hotel cinco estrellas de la Reconquista en el que le habían alojado. José Rico, que en aquel momento formaba parte de la plantilla de trabajadores del servicio de mantenimiento del Palacio de los Deportes, se encargó de transportar las cadenas y los pesos con un compañero. "Samantha Fox bajó a aquel cuarto recién levantada porque le molaba ver aquello y a mi compañero le flipó bastante porque la chavala estaba de moda, y claro?". Rico no se acuerda de lo que marcó la báscula, pero le sorprendió que Rourke era "más ancho de cadera de lo que aparentaba".

El show de la tele empezó a las nueve en punto. La cabecera del programa mostró imágenes de la plaza Feijoo, de la Escandalera, de la plaza América, de la Catedral, de la calle Pelayo y de una plaza Porlier en la que aún no se había instalado la escultura de Eduardo Úrculo. Los presentadores Jaime Ugarte y Xabier Azpitarte entrevistaron a De Lorenzo en "prime time" durante un programa en directo que luego sería "enlatado" y distribuido por dieciséis países de Europa, Hispanoamérica y Estados Unidos. Le preguntaron su opinión sobre las críticas al evento vertidas por "algún que otro grupo político". La respuesta fue clara: "El pueblo es el que elige libremente quien quiere que gobierne una ciudad. A mí me han elegido para esto".

La junta de gobierno de la Fundación Municipal Deportiva había aprobado una partida de 18 millones de pesetas para la reunión boxístico-musical con seis votos a favor del PP, uno en contra del PSOE y la abstención de IU.

En Ventanielles estaba medio Oviedo. Prácticamente todos los concejales del PP, funcionarios municipales, empresarios, deportistas y vecinos de a pie. El exjugador del Real Oviedo, Carlos Muñoz, ocupaba uno de los asientos cercanos al ring. "Fue divertido. Todos sabíamos a lo que íbamos, que aquello era un espectáculo más que un combate". A buena parte del público no le gustó nada lo que vio y acabó gritando a los contrincantes: "¡Que se besen, que se besen!". Las palabras más repetidas fueron "tongo" y "simulacro", y lo único que salvó la velada fue un combate previo con título en juego. El del campeón de España en peso superwelter, Javier Castillejo, y su homólogo argentino, Enrique Areco, que lucharon por el título del Mundo Hispano con victoria del primero.

Rourke se marchó de mala leche a su camerino pese a que ganó la pelea por el abandono de Jessmer en el cuarto y último asalto. No le gustaron los silbidos del respetable y se lo hizo saber a la prensa a través de su representante Pino Sagliocco. Sus palabras textuales fueron: "¿Qué esperaba la gente, que me pegase de verdad?". Lo cierto es que su rival, que llegó a ser campeón de su país, hizo de "sparring" y mantuvo una actitud poco competitiva en cuanto salió al ring. Mientras el americano apareció a pecho descubierto, el pelo recogido en una coleta y unos llamativos calzones, Jessmer caminó al cuadrilátero desastrado vistiendo a modo de batín una toalla agujereada en el medio para sacar la cabeza y un nombre impreso perfectamente legible desde las primeras filas. Hotel España. Se ve que cogió una toalla del baño antes de ir al Palacio de los Deportes.

Más allá de la calidad deportiva, el evento fue un acto social en toda regla para ver y ser visto. Abrigos de piel, collares, tacones, charol, corbatas y trajes, al lado de chándals, camisetas y vaqueros. El presidente del Comité organizador del Rallye "Princesa de Asturias", Julián Moreno, fue de pajarita con dos amigos, Julio Blanco y Nicanor Rodríguez. "Por ser organizadores deportivos teníamos contacto con Deportes del Ayuntamiento y decidimos solicitar unas entradas lo más adelante posible al ver que era un espectáculo inédito. Lo pasamos genial. Nos tomaron por árbitros y nos saludaban y todo".

Rourke y su troupe intentaron olvidar las penas del ring en La Real. La empresaria Ángela Show no quiso perderse el sarao y estuvo con ellos en el piso superior de la discoteca, el club privado. "Grace Jones se enamoró de mis zapatos e intentó que se los regalase. Hablé con ella mucho tiempo porque sabe francés y yo domino el francés. Hubo un momento que Rourke se metió en la barra y se puso a poner copas. Poli Díaz acabó sacándole de allí en brazos porque creía que le querían pegar. Era todo muy surrealista".

Según el gerente de la discoteca, el actor y las cantantes habían estado días antes en un tablao flamenco de Madrid, venían contentos y tenían ganas de más juerga. Dejaron la gran ciudad para actuar en provincias a lo "Bienvenido Míster Marshall. "Jaime Ugarte, de Tele 5, llamó para reservar el espacio como suelen hacer los relaciones públicas cuando hay festivales o eventos multitudinarios. Venían a una ciudad pequeña y necesitaban un local grande Hasta ahí todo bien". La cosa se complicó nada más empezar la fiesta. Rourke y el "Potro de Vallecas" se liaron a atar cordones, luego el actor decidió servir copas y Poli se convirtió en un celoso guardaespaldas que se mosqueaba cada vez que alguien se acercaba a su amigo. Además, Grace Jones se fue al aparcamiento a bailar sola. "Estuvimos más preocupados por el comportamiento de las estrellas de la noche que del resto de la gente". También hubo problemas a la hora de cobrar. Nadie quería hacerse cargo de la factura de la barra libre para los invitados.

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