La Asociación de Hostelería y Turismo de Asturias (Otea) ha salido en defensa del sector tras la multa de 3.000 euros a la que ha tenido que enfrentarse el propietario del "Jamón, Jamón", en la calle Ramón y Cajal, por tener clientes tomando consumiciones en la calle. "No puede exigírsenos que seamos policías de nuestros propios clientes. La señalización del establecimiento deja bien claro la prohibición del consumo en la vía pública", explican fuentes de la Otea.

Los hosteleros denuncian además "retrasos y multitud de problemas" en la tramitación de las licencias para bares y restaurantes contestando así al concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo, que aseguró que los permisos de las terrazas iban a buen ritmo. "Venimos repitiendo una y otra vez que la aplicación de la normativa está generando importantes problemas en el sector, problemas de supervivencia de los negocios, de reducción de terrazas y pérdida de plazas. Eso supone una peor oferta a vecinos y visitantes y una pérdida para la ciudad", afirman los miembros de la Otea.

El dueño del bar multado de llegó a pedir al Ayuntamiento la peatonalización de la vía con el objetivo de instalar allí una terraza. La Asociación de Vecinos del Antiguo tacha esta petición de "descabellada y cínica" y reclama al gobierno local el cierre del "Jamón, jamón" en caso de que continúe facilitando el consumo de sus productos en la calle Ramón y Cajal. La comunidad de vecinos donde se encuentra el local tampoco está muy satisfecha con el negocio y, en varias ocasiones, según ha podido saber este periódico, le han requerido que retirase enseres del portal.

Para Otea, la petición de la asociación vecinal del Antiguo es "impresentable e irresponsable" y deja en evidencia la falta de sentido de su dirigente, Juan García, "dedicado obsesivamente a una autentica caza de brujas contra el sector hostelero de la ciudad". Los profesionales del sector creen que la asociación "se excluye de la vía de cooperación que debe exigirse al movimiento ciudadano".