El que fue durante años dueño de la sidrería La Aldea en el barrio de Buenavista, Agapito López, se encuentra fuera de peligro y se recupera en una habitación del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) después de haber sobrevivido durante tres días en su domicilio, postrado en una cama, sin poder ingerir ningún tipo de líquido ni alimento ni recibir la medicina que precisa diariamente. La inesperada muerte, el viernes, de su compañero de piso, César Llana, en la cocina del piso que compartían en la calle Doctor Fleming, dejó a López sin auxilio hasta que un amigo y exempleado de la pareja, Jesús, descubrió el pasado lunes lo que sucedía y dio la voz de alarma.

Según pudo saber este periódico, Agapito López, de 82 años, fue trasladado al HUCA pero su estado no era tan grave como se suponía inicalmente. Ayer fue trasladado a planta y permanece ingresado. A su lado, cuentan en su círculo de amistades, permanece estos días su exempleado Jesús, que lo cuida como si fuera su hijo.

Mientras, la Policía confirmó ayer que el análisis forenses certificó la identidad de César Llana como el hombre encontrado muerto el lunes en el domicilio. Su cuerpo fue incinerado ayer en Oviedo.

La noticia de la tragedia que ha golpeado a Agapito López y a César Llana conmocionó ayer la vida de los barrios de Buenavista y Llamaquique, donde eran muy conocidos por los años en los que estuvieron al frente de la sidrería La Aldea, en la calle Guillermo Estrada. Los dos hombres seguían viviendo, ya jubilados y con el negocio cerrado, relativamente cerca, en el número uno de la calle Doctor Fleming, junto al colegio de La Gesta.

El fallecimiento de César Llana, un hombre "muy atento", "siempre dispuesto a ayudar a los demás", según declararon algunos amigos y vecinos, cogió por sorpresa a conocidos, amigos y hosteleros de la zona, que recordaron los buenos tiempos de La Aldea, en una época en la que en la calle Guillermo Estrada también estaba abierta otra sidrería, Riosa. En el negocio de Agapito López y César Llana se fundó la peña azul César, por el jugador del Oviedo.

En el círculo de conocidos más próximo a la pareja había ayer cierta inquietud por quién se hará cargo ahora de cuidar de Agapito López y quién atenderá algunos bienes del fallecido César Llana. La pareja no tiene muchos parientes cercanos y de momento el único que está tratando de ayudar a resolver la situación es el citado exempleado de la sidrería.

César Llana procedía de la zona de Brañes y allí han quedado también algunas cabezas de ganado ovino, según indicaron algunos amigos del fallecido. Estas mismas fuentes mostraron su preocupación por el estado de las ovejas que Llana atendía casi a diario y que posiblemente lleven días descuidadas en el monte.