Un gallego de unos 30 años se enfrenta hoy en el Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo a una condena de dos años de cárcel por grabar a una compañera en la ducha cuando trabajaba como monitor en un gimnasio de Montecerrao, en diciembre de 2016. Según la Fiscalía, el hombre fue pillado por la víctima mientras la grababa en la ducha pasando el móvil por encima de un tabique que separaba los vestuarios masculino y femenino reservados para el personal.

Los hechos tuvieron lugar a las 12.30 horas y el acusado entregó en ese mismo momento el dispositivo a la chica, un año menor que él, para que borrara las imágenes. Aun así, ella decidió denunciar los hechos a la Policía, y, una vez conocida la demanda, el hombre entregó voluntariamente a los agentes tanto el teléfono como su ordenador con el ánimo de demostrar que no disponía de más material gráfico.

Lo sucedido causó un gran revuelo entre los numerosos compañeros de los dos protagonistas. Ante la alarma generada, la empresa responsable del equipamiento deportivo decidió prescindir de los servicios del monitor, cuyo contrato cesó tras trascender lo sucedido. "Nos sorprendió, porque era un tío muy normal", señalan algunos empleados.

La Fiscalía considera los hechos constitutivos de un delito contra la intimidad y pide, además de dos años de prisión, 18 meses de multa con una cuota diaria de diez euros, es decir, un total de 5.400 euros que en caso de no ser abonados serán penados con un día de cárcel por cada dos cuotas impagadas.