"Rafa, ¿qué pasa con esa película?". Resulta difícil charlar con Rafael García junto a la estatua del perro "Rufo", en la calle Doctor Casal, sin que nadie le pregunte por la historia del icónico perro callejero ovetense y su salto a la gran pantalla. Hace diez años que este cinéfilo empedernido, licenciado en música y amante del teatro intenta llevar a "Rufo" al cine. Sin éxito, aunque no ceja en el empeño. Tras varios intentos, algo ha cambiado ahora. Rafael vendió su casa para financiar el rodaje y hacer realidad su sueño: convertir el relato sobre "Rufo" que escribió su esposa antes de morir en un largometraje. En septiembre comenzará el rodaje. Mañana empieza la búsqueda de actores y actrices y, lo más importante, al perro protagonista.
"Mi mujer era polifacética: cantaba, pintaba y escribía", explica. Ricardo García, que trabajó en el sector de los seguros, tiene 79 años y hace 20 que perdió a su esposa. Ella fue quien plantó el germen de la película sobre "Rufo". Escribió un relato llamado "Cuatro estampas de Oviedo" donde el perro vagabundo aparece en varios pasajes. "En cualquier evento de la ciudad ahí estaba el perro", comenta García.
Hace diez años empezó con el proyecto de llevar a escena el relato de su mujer. Escribió el guión y realizó las primeras pruebas pero faltaba dinero. "Me hablaban de 300.000 euros", recuerda. En 2015, lo intentó por segunda vez. Rodaron una escena navideña en la calle Uría, en Oviedo. La lluvia les aguó la fiesta y la falta de dinero volvió a empañar la película. Con tantos intentos, el perro que hacía el papel de "Rufo" envejeció y "ya no estaba preparado para algunas escenas".
Ahora, la película arranca de cero. Se buscan nuevos actores, un nuevo perro protagonista y figurantes. Ricardo García ya tiene 50.000 euros para comenzar el rodaje. Vendió un piso en Oviedo y piensa invertir todo el dinero en hacer realidad lo que califica como "el colofón de su carrera". Además, busca más financiación a través de una campaña de "crowdfunding" (micromecenazgo). Y lanza un órdago al Ayuntamiento: "a ver si pudieran prestar algo". Lo más caro, el equipo técnico y los desplazamientos para las escenas de fuera de la ciudad.
"Hay que filmar el viaje de 'Rufo' a Covadonga, también hay escenas en la playa del Espartal (Salinas) y en el merendero de Caces". Como si pensase en alto, Rafael García va cerrando todos los detalles del rodaje. Hay muchos escenarios en la película porque eran muchos los lugares en los que "Rufo" se dejaba ver: "iba al fútbol, a las discotecas, se coló en el Campoamor un día y también fue a alguna clase en la Universidad".
El can adecuado
Encontrar al can adecuado es ahora uno de los retos del equipo que prepara la película. El perro que dé vida a "Rufo" tiene que ser joven, de 2 a 4 años, y ser una mezcla de pastor alemán y mastín. Además, debe de ser "inteligente, manso y tranquilo", indica Loreto Ugarte, la educadora canina encargada de seleccionar al animal. Pide una educación básica; es decir, debe saber sentarse, echarse o estar quieto cuando se le pida. La elección del animal es importante, por eso uno de los cuatro días del casting se destinará a este fin. Será este miércoles, de diez de la mañana a dos de la tarde, en el centro juvenil de Santullano. En el mismo horario y el mismo lugar se seleccionarán, desde mañana y hasta el jueves, los actores y actrices del largometraje.
Aunque no se requiere experiencia en el mundo de la interpretación, los actores sí deben ser amantes de los animales. La película necesita de varios perfiles. Para el papel principal precisan una actriz entre 35 y 40 años. Además, es necesaria otra mujer de entre 40 y 50 años y un hombre de esta misma edad. La película también requiere de dos jóvenes de entre 18 y 25 años para hacer de universitarios y niños y niñas, de entre 7 y 12 años. Además, serán necesarios 150 figurantes de todas las edades para rodar una escena en el teatro Campoamor.
Con el casting en marcha y el dinero en el bolsillo, Rafael García, sólo espera que la salud le acompañe para hacer realidad este sueño. Aunque ha dedicado su vida profesional a trabajar en aseguradoras, la música y el teatro siempre han corrido por sus venas. Dedica su tiempo libre a la Compañía asturiana de Zarzuela y Teatro, que él mismo fundó, y participó en la tuna y el grupo musical "Los melódicos". Es licenciado en música y ahora prepara su doctorado. "Nunca es tarde", piensa. Toda una filosofía de vida que le empuja ahora a ejercer como director y devolverle a Oviedo uno de sus personajes más queridos.