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Trubia | ARSENIO ÁLVAREZ | Fotógrafo, recién nombrado "Trubieco del año"

"Delante de mi cámara de fotos ha posado todo Trubia, el pueblo entero"

"Me llena de orgullo ser el 'Trubieco del año' porque su gente es parte de mi vida"

El fotógrafo Arsenio Álvarez en una calle de Oviedo. MIKI LÓPEZ

Arsenio Álvarez Álvarez (Trubia, 1931) recibirá el próximo día 9 de julio el galardón que le acredita como "Trubieco del año", una distinción que otorga la sociedad de festejos de la localidad a aquellas personas que, con su trabajo y su dedicación, se han ganado el respeto de todo un pueblo. Arsenio Álvarez tuvo un estudio de fotografía en Trubia durante 45 años y ante su cámara han posado generaciones enteras. A los tres años se fue a vivir a Sama de Grado porque su padre tenía un autocar para bajar a los obreros a la Fábrica de Armas, pero después de cumplir con el servicio militar ya se estableció de nuevo en Trubia. A partir de ahí, su relación con el pueblo, con su equipo de fútbol y con el resto de asociaciones y colectivos de la localidad, fue tan estrecha que aún hoy sigue perdurando. Además de regentar el estudio también fue corresponsal de LA NUEVA ESPAÑA en la zona.

- ¿Qué supone para usted haber sido elegido como "Trubieco del año"?

-Pues ha sido una alegría increíble, me prestó mucho. No se si lo mereceré o no, pero yo a Trubia le debo mucho y a su vez también traté de contribuir en todo lo que pude con el pueblo, tanto con trabajo como con ayudas económicas. Este premio me llena de orgullo porque la gente de Trubia es parte de mi vida.

- ¿De dónde le viene a usted el amor por la fotografía?

-Pues la culpa fue de uno de mis hermanos. Él hacía fotos en Sama de Grado y por la zona, pero se colocó de administrativo en Avilés y me dijo que si quería la máquina. Yo lo acepté y así empezó todo. De aquella no había medios, había que ir a revelar los rollos a Oviedo. Yo iba a Arrieta, que tenía un estudio en la calle Martínez Vigil, y también fue quien me dio el primer cursillo de fotografía.

- ¿Y cómo surgió lo de montar su propio estudio?

-Antes de eso hubo más historia. A los catorce años ingresé de aprendiz en la Fábrica de Armas y después estuve unos años de obrero, pero en 1965 cambió mi vida. Como dije anteriormente ya había hecho algunos cursillos y tenían un poco de experiencia, por eso me animé a dejar la fábrica y a montar el negocio en una habitación de un bar que había en Trubia. Lo que pasó es que aquello se me quedó enseguida pequeño y encontré un sitio mayor en la que llamaban la Casona de la Moda. Allí me quedé trabajando durante 45 años.

- ¿Podría usted calcular cuántos trubiecos habrán pasado por delante de su cámara durante todo ese tiempo?

-Pues podría decir que delante de mi cámara de fotos ha posado todo Trubia, el pueblo entero durante varias generaciones. Fueron muchos años de trabajo y antes no había los medios que hay ahora, no se hacían fotografías con los teléfonos móviles. Tengo un archivo que he donado con miles de negativos que para el pueblo es un tesoro. Además de tener el estudio, también fui corresponsal para "Región" y LA NUEVA ESPAÑA, o sea que tengo miles de fotografías.

- ¿Algún famoso?

-Pues ahora no me acuerdo muy bien, pero tengo fotos del Cordobés, de todos los cantantes que por aquella época venían a cantar a Trubia... He hecho tantas fotografías que muchas de ellas se me han borrado ya de la mente.

- ¿Cómo ha cambiado Trubia desde que usted puso el estudio hasta ahora?

-Es todo. Basta con decir que las fiestas de Trubia hace cuarenta o cincuenta años eran de las mejores de Asturias. Había mucha más gente y más actividad. Ahora eso se ha acabado. Eso sí, espero que la fiesta nunca pare.

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