La directora del colegio Celestino Montoto, Elisa Álvarez, deja este curso su cargo después de cinco años. Profesora de Educación Infantil que pasa este año a Primaria (que en realidad es su especialidad), era jefa de estudios con el director Juan Zamorano y, cuando éste falleció, la nombraron directora de forma provisional y terminó por quedarse en el cargo. En aquel momento, la situación del centro casi la abocó a seguir y convertirse en la directora oficial. Ahora, cumplido su mandato de cuatro años, considera que esta etapa ya está cumplida y prefiere dedicarse plenamente a dar clase. Nacida en La Corredoria (Oviedo), lleva en la Pola nueve años y piensa seguir mucho tiempo en la localidad.

- ¿Es maestra por vocación o llegó a la enseñanza, como tanta gente, por casualidad ?

-Lo soy por vocación. Desde que era muy pequeña siempre dije que quería ser maestra. Ya jugaba hasta con las muñecas. Cuando acabé el instituto me lo querían quitar de la cabeza porque había mucho paro en Magisterio, entonces no parecía que hubiera mucho futuro, pero yo quería ser maestra y acabé siéndolo.

- Y también está el prestigio de la carrera de Magisterio, que a pesar de que se trata de algo tan importante como formar maestros, durante años parecía demasiado fácil.

-Sí. Cuando yo estudié la carrera se decía eso de que el que vale, vale, y el que no, para Magisterio. De hecho, cuando empecé yo ni siquiera pedían que pasases la selectividad, y entraba todo el mundo, iba muchísima gente rebotada de otros sitios. Recuerdo que el primer año estaban las clases tan llenas que había gente sentada en el suelo. Ahora es distinto, son más años de estudio y se pide nota para entrar, también hay más prácticas. Es más exigente.

- ¿Qué valora de estos años como directora del centro?

-Estoy muy contenta. Valoro mucho las familias, que responden siempre la mayoría, y eso se corresponde con el alumnado, que es excepcional. Hablo de este colegio pero creo que es también en el Hermanos Arregui. Antes había una especie de rivalidad, pero ahora no la hay.

- En muchos centros se quejan de la falta de respeto al maestro, de que las familias defienden a los alumnos aunque hagan las cosas mal. Parece que aquí no tienen ese problema.

-No, hay algún caso excepcional, como siempre los hubo, pero en general no podemos quejarnos, porque la mayoría de la gente se porta muy bien. No he tenido queja de ningún tipo en ese aspecto. Y si había algún problema con algún crío hablabas con la familia y te respondía. Era muy raro que tuviera que llamar dos veces a la misma familia. Si los tutores me comunicaban algo y yo llamaba a las familias se solucionaba siempre el tema.

- La controversia respecto a los deberes parece que sigue viva. ¿Qué opina?

-Yo creo que los deberes son buenos pero en su justa medida, lo veo bien para que los alumnos adquieran el hábito del trabajo. El problema es el exceso. No puedes poner a los alumnos toda la tarde a hacer deberes. Eso no lo veo bien. Pero me parece bien que lleven algo. Es bueno, para cuando pasen al instituto, que tengan un hábito de estudio y que vayan adquiriendo responsabilidades. Yo creo que a la larga les va a servir. Y después hay alumnos que necesitan reforzar algunas materias que se les dan peor.

- Otro debate siempre abierto es el relacionado con el método, si nos fijamos más en la memoria o buscamos otras opciones.

-Los métodos que utilizamos están bien, pero también me gustaría incluir metodología nueva, trabajar por proyectos, investigación, trabajo cooperativo. Aunque reconozco que es muy difícil con el volumen de alumnado que tenemos. La propia LOMCE lo incluye.

- El acceso a la información ha cambiado demasiado.

-Sí, de hecho, el curso que viene se van a introducir las tablets en segundo. Tuvimos un programa piloto que permite un aprendizaje individualizado, que se adapta al nivel del alumnado, además de ser muy motivador para ellos.

- ¿Se puede renunciar al lápiz?

-Yo creo que no. Hay que adaptarse a los tiempos y los avances pero el lápiz y el papel, sobre todo en los primeros años, es fundamental. La parte manual es muy importante, no se puede renunciar a ella.

- Dice que renuncia a la dirección porque quiere dar más clase.

-Sí, yo en este colegio tenía solo nueve horas de clase. Con el tiempo me acostumbré, pero el primer año me decía, yo estudié magisterio y estoy haciendo otras cosas.

- Pero es una escuela de vida.

-Sí, aprendes economía, administrativo, obras, trato al personal, de todo. Creo que el puesto de director debería ser rotativo. Tendríamos que pasar por él todo el mundo para saber lo que es.

- ¿Se ha sentido apoyada en todos estos años al frente del equipo directivo?

-Sí, la verdad es que he tenido siempre mucho apoyo, y en ese sentido tengo que agradecer la colaboración de la asociación de padres y madres, que supusieron una gran ayuda. Muchas actividades que se realizaron fue gracias a ellos, a su colaboración,