Ayer, Las Regueras acogió el día grande de Santa Ana de Premoño, que está recuperando el esplendor que vivieron durante los años cincuenta y donde la pasión por el caballo (rutas ecuestres, domas, exhibición) dio ayer un nuevo paso con el primer campeonato de doma natural, una ceremonia en la que se susurra, se acaricia y se trata al animal de forma muy diferente a las competiciones habituales.

Por la mañana, la decimotercera edición de la ruta ecuestre había congregado ya a unos 350 jinetes. El recorrido, bastante similar al del año pasado, consistió en una vistosa ruta por el concejo de Las Regueras. Volviendo a Premoño, también punto de salida, tanto participantes como acompañantes se encontraron con una enorme paella. Vanesa Díaz, miembro de la comisión, resaltó la implicación de los vecinos, "las casas se vuelven hoteles". Y es que Premoño, un pueblo con una población que no llega a los cien habitantes, acogió a unos cuatrocientos caballos, quinientos comensales y un número aun mayor de asistentes.

Avelino López, jinete participante en la ruta y vecino de Candamo, quiso hacer hincapié en el respeto a la tradición de un concejo que no solo fomenta el mundo del caballo, sino que "también participa de una ruta vaqueira, de la trashumancia...".

Y por la tarde llegó el Desafío "Premoño Horsemanship". Una competición de inicio de potros inspirada en los grandes eventos americanos de esta disciplina. Los caballos utilizados, potros de entre cuatro y cinco años, habían crecido en libertad, y nunca habían sido ensillado o montados hasta el certamen. Momento en el cual, los participantes debían lograr la doma de los animales en unos escasos sesenta minutos.

La relación de Premoño con la disciplina conocida como doma natural, tiene sus comienzos en el primer invitado de las fiestas para la exhibición ecuestre, el mexicano Marcelino, "Chico" Ramírez. Tras su visita, dejó una impronta en el pueblo que ahora está dando sus frutos.

Este tipo de doma, caracterizada por no usar ninguna "ayuda", es decir, elementos como fustas o espuelas, trata de entablar una relación con el caballo desde la comprensión y el estudio de su comportamiento, y no desde el sometimiento.

El concurso contó con seis domadores, los cántabros Eduardo Salgado y Dominique Gómez, el zamorano Julio Núñez, el catalán Toni Arnal y los asturianos José Alfredo Cordero y Luis Coto, este último natural de Premoño y discípulo del mexicano "Chico" Ramírez. La victoria se la llevó a casa el domador catalán Toni Arnal, especialista en doma india, que sorprendió a público y jurado tanto por su delicadeza como por el liderazgo mostrado con el caballo.