Es sorprendente la cantidad de detalles que hay que tener en cuenta al diseñar y equipar un hospital. Circunstancias como que los pacientes infantiles y los adultos nunca deben encontrarse, ni siquiera verse, o minucias como que en el interior no están permitidas las plantas, porque la tierra facilita la propagación de microorganismos. Los arquitectos que concurran al concurso de ideas para "humanizar" los espacios del área de Pediatría del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) deben tener todos esos aspectos en cuenta. Ayer por la tarde, una veintena de profesionales participó en una visita técnica por las consultas, las habitaciones y la UCI pediátrica y pudo conocer de primera mano las peculiaridades de un encargo que pretende hacer más confortable la estancia a los niños y a sus familias.
"Nuestra profesión nos permite mejorar la calidad de vida de la gente y en este caso resulta aún más bonito, porque se trata de mejorar la de niños que están enfermos y la de las personas que los acompañan". Muchos de los participantes en la visita compartían esa reflexión de la decana del Colegio de Arquitectos, Sonia Puente. Clara y Beatriz Fernández, hermanas y de Gijón, coincidían en esa necesidad de hacer "más agradable la estancia" a los chiquillos y a sus parientes. La primera conoce como madre la sensación "claustrofóbica" que se tiene acompañando a un hijo durante un ingreso. Reconoce que para ella el reto de adecuar esa zona del hospital tiene el atractivo extra de hacer algo bueno por los niños. Ayer, al lado de arquitectos muy jóvenes estuvieron otros más veteranos como el ovetense Andrés Diego Llaca o la gijonesa Verónica Durán, que es la autora del diseño del mobiliario del HUCA.
El arquitecto de la Consejería de Salud del Principado, Jesús Méndez, comentó que la Fundación Aladina ha promovido una intervención similar a la que ahora está en marcha en Oviedo en un hospital de Murcia, y Sonia Puente añadió que aquella experiencia resultó tan positiva que han decidido extenderla a más hospitales, el primero el HUCA.
La Fundación Aladina, que preside el empresario Paco Arango, no ha puesto límites al presupuesto de ejecución de la reforma, aunque su coste será tenido en cuenta por el jurado que valore las ideas presentadas.
