En verano, la sala de lectura del centro social de Campomanes se llena de jóvenes que estudian cada día para el examen del MIR (médico interno residente), la prueba que definirá la especialidad médica de cada uno.
Adán Rodríguez, vecino de Oviedo, es uno de los que ocupan una de las mesas del centro de estudios integrado en el edificio. "Ahora en verano, sobre todo, venimos los que estamos preparando el MIR y, a partir de septiembre, empieza a aparecer gente de las facultades", explica.
Cuenta que va al centro social por las tardes, porque "se está más tranquilo" y no tiene distracciones como el móvil o moverse por la casa. "La sala se llena de estudiantes, menos dos mesas reservadas para la lectura, donde siempre se sienta la gente mayor a leer el periódico o a hacer crucigramas", relata Adán Rodríguez.
Al ser uno de los centros sociales más céntricos de la ciudad, los vecinos de la zona aprovechan la sala de lectura como centro de estudio. Las bibliotecas municipales son una segunda opción. "En la Biblioteca del Fontán la gente mayor suele leer en la primera planta y los estudiantes de MIR solemos apropiarnos de la segunda", dice Rodríguez, aunque admite que prefiere acudir a Campomanes.
Además del área de estudios, el centro social de Campomanes cuenta con un espacio independiente para una unidad de trabajo social (UTS). Mediante cita previa, los trabajadores sociales se encargan de temas como la solicitud del salario social básico, los medallones de teleasistencia de las personas mayores o la ayuda a mujeres maltratadas. Aseguran desde la oficina del centro que van personas de toda la ciudad y no sólo de la zona.
