Fernando Fernández García fue durante 56 años, hasta su jubilación en 1959, el responsable del servicio de aguas en Oviedo. En los antiguos depósitos del Fresno, sobre los que hoy se levanta el Auditorio, tenía su casa, compartida con su esposa Carmen Alonso, y en la que vivió durante toda su infancia su nieta María Josefa García. Cuando se enteró de que en Oviedo se organizaba una ruta sobre la historia de Oviedo pensó que su abuelo debería tener un hueco en ella y se puso en contacto con el Ayuntamiento. Ayer, María Josefa García participó en la Ruta Azul, y con ella estuvieron su hija y sus nietos, y ella tuvo ocasión de hablar de cómo su abuelo, al que todo el mundo en Oviedo conocía como "Fernando el del agua", "se dejó la vida" en aquel trabajo.

María Josefa cree que su abuelo merece ser recordado y pide una placa en su memoria, discreta, en el Auditorio. Y ayer se lo explicó personalmente al concejal de Medio Ambiente, Ignacio Fernández del Páramo, que también participó en la Ruta Azul, guiada por Luna Puentes y Begoña Honrado y organizada dentro de la Semana de la Movilidad, con el fin de fomentar los desplazamientos a pie por el casco urbano. "Es el medio de transporte más sostenible, más sano y mas básico", manifestó el concejal.

Durante la caminata, María Josefa le fue contando cómo durante la Guerra Civil su abuelo, fontanero de formación, y los trabajadores que estaban a su cargo se jugaban la vida para reparar los depósitos y el saneamiento, y resultó herido en el manantial de Fitoria. Una vez acabada la contienda, lo mismo trabajaba en las obras de la traída de Palomar o del Aramo, que acudía a los domicilios particulares a arreglar las averías. El alcalde Ignacio Alonso de Nora solicito para él la Medalla del Trabajo y en 1957 recibió el premio al "productor ejemplar".

Ayer, la familia de "Fernando el del agua" completó todo el recorrido de la Ruta Azul, que empezó en la plaza de Feijoo y acabó en el Campo San Francisco, teniéndolo muy presente en el recuerdo.