La calle Uría fue ayer un barrio francés. De principio a fin. Las carrozas arrancaron con el "Bombé", recreación decimonónica del paseo afrancesado del campo de San Francisco y cerraron con la "Kinfolk brass band", una de las agrupaciones de viento más reputadas de Nueva Orleans que trajeron el repertorio del "Mardi Gras", el carnaval de allí que desfila por su manzana más famosa.

Pese a las referencias galas, el Día de América en Asturias es otra cosa. Una y otra carroza enmarcaron un gran desfile panamericano donde la gaita, con abundancia de grupos folklóricos de toda Asturias, se fusionaron con los ritmos latinos (joropos, tangos y rancheras ) y el jazz caliente, lleno de "groove", que trajeron los siete músicos norteamericanos.

La carroza de Nueva Orleans fue una de las grandes novedades de este año, y a la fiesta que traían incorporada las trompetas, trombones, percusión y tuba, se sumó el bullicioso grupo de baile de Luarca "Marta y Miguel". Repetían su caracterización de Mardi Gras de otros años, esta vez con la banda sonora original en directo y armados con los tradicionales collares que allí, en Bourbon Street, cuando es carnaval, se lanzan a los espectadores. No hizo falta que nadie enseñara los pechos, como sucede al otro lado del charco. Como si lo regalaran (como así era) los de "Marta y Miguel" se saltaron la ley seca que se impuso en la ciudad en lo referido al lanzamiento de caramelos en la cabalgata de Reyes y los collares de plástico volaron de un lado al otro de la calle Uría y las vías del centro por las que discurre el desfile.

El arranque tuvo sus complicaciones. Primero fueron las dichosas sillas. Precedidas por la polémica de que este año no hacía falta pagar para reservar y se limitaba el número de asientos por persona, la colocación de las banquetas en un paso de cebra que luego mandó retirar la policía acabó dejando todos los sitios desparejados. Según relataron después varios usuarios, las parejas quedaron desparejadas, las familias no encontraban cómo ponerse juntas y al lado del 30 estaba, por ejemplo, la silla 125. Un lío. El otro problema tuvo que ver con la larga presencia de grupos folklóricos en la parte central del desfile, que retrasó la salida de las principales carrozas del final.

A pesar de que los de Nueva Orleans cerraban la marcha, sólo seguidos por las ambulancias y los servicios de limpieza, el desfile compensaba con otra novedad en el arranque, la elegante carroza dedicada al Bombé, llena de personajes clarinianos, criadas, curas, señoritos y señoritas, y presidida por dos ilustres remedos de una posible Ana Ozores y un posible Álvaro Mejía, interpretados por Sonia Fidalgo y Chus Pedro.

"Sonia, no te dejes", gritaba uno al paso de la carroza. Dentro, la banda de Oviedo interpretaba un repertorio de paseo de la Herradura. La música en directo fue otra de las grandes protagonistas. Con notables actuaciones. Anabel Santiago fue ovacionada con su "Llorona", en la carroza de México, y también Guti, el gaitero, llevando la melodía de los tangos que acompañaba la banda de Arévalo o Silvia Suárez con Michael Lee Wolfe. Algunos espectadores echaron en falta algo más de ritmos latinos. Algo hubo. Bolivia por partida doble: los de Jenerechu y los de Caporales, Colombia, Ecuador y hasta una batucada alternativa.

Los que se hayan quedado con las ganas de escuchar más de "Tipitina" y repertorio similar, que sepan que los de Nueva Orleans, tocarán por la calle hasta el sábado a las 12.30 horas, en el entorno de la Catedral.