Decenas de fieles asistieron ayer a la Catedral de Oviedo para celebrar una jornada de solemnidad litúrgica y de fiesta para toda la diócesis. No en vano, se cumplían 155 años de la Dedicación de la Catedral de Oviedo, un acto que tuvo lugar un 13 de octubre de 1863 y que simboliza la donación del edificio a la divinidad. Se trata de un rito que se celebra una sola vez en cada iglesia y que en la Catedral de Oviedo se hizo esperar, ya que su consagración data del año 812 y cuenta con más de mil años de historia como centro de culto.

El día de ayer fue importante para toda la comunidad cristiana de la región. "Se trata de la Iglesia del Obispo, ahí está la Cátedra episcopal también y es signo de unidad del pueblo de Dios en la diócesis, en toda Asturias", señala el Deán de la catedral, Benito Gallego. María Belén Cortés, que ayer asistió a la misa de doce celebrada en la capilla de Nuestra Señora del Rey Casto, añade más virtudes a la Catedral. "Para mí es la más bonita de España. Es un símbolo de Oviedo y de todos los cristianos de Asturias, o sea que estoy muy contenta de haber venido a celebrar el aniversario", explica.

En la historia de la Iglesia no se tienen noticias de dedicación de templos hasta el siglo IV y consistían en su mayor parte en la celebración de una eucaristía solemne. Una de las tradiciones más conocidas de esta ceremonia, desde los inicios, era la costumbre de guardar reliquias en el altar. En el caso de la Catedral de El Salvador, estas reliquias pertenecen a mártires de la Iglesia.