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Unas parcelas estratégicas para el futuro de la ciudad

Más de un príncipe para La Vega durmiente

Los especialistas aplauden el desarrollo de un polo biosanitario pero añadiendo otros sectores, incluso vincularlo al ámbito militar | Los expertos recetan un uso mixto, de parque tecnológico, cultural y de ocio, para impulsar el futuro de la Fábrica de Armas

Santullano, desde La Vega. LUISMA MURIAS

La Vega, como la princesa del cuento, es la bella durmiente de la ciudad. Un espacio único e inmenso (cuatro veces el nuevo Carlos Tartiere) que fue monasterio en el siglo XII, fábrica de armas desde desde mediados del XIX y cementerio industrial a partir de 2012, cuando General Dynamics abandonó el recinto para concentrar la producción en Trubia. Los sucesivos gobiernos municipales han tratado de despejar el futuro de la parcela y sus fabulosas naves. Ahora, después de que las actividades sobre Scorsese desarrolladas allí por la Fundación Princesa multiplicaran la exhibición pública del recinto fabril, la batalla política para que la ciudad se haga con el terreno también se ha recrudecido. El PSOE, con el Alcalde al frente, Wenceslao López, promete noticias inminentes sobre el protocolo que lleva más de un año negociando con Defensa. Somos se acaba de descolgar pasándole el balón al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, que promete negociar el futuro de La vega directamente con el Presidente del Gobierno. Y el resto de la región se ha puesto a pensar en qué hacer cuando la princesa despierte. Hasta ahora se había hablado mucho de Cultura, pero la Cámara de Comercio de Oviedo lanzó esta semana en LA NUEVA ESPAÑA la idea de vincular el desarrollo de esos 122.000 metros cuadrados al sector biosanitario. No es, sin embargo, el único príncipe que promete devolver la vida, la actividad industrial y la tecnología a las viejas naves.

Los expertos consultados, desde consultores a directivos tecnológicos o especialistas en la rama sanitaria, están en general de acuerdo con la idea de vincular la fábrica de La Vega a lo que tiene más cerca: el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria del Principado de Asturias (FINBA) o el vivero de empresas de la salud. Pero no sólo.

Parque tecnológico mixto.

Es un modelo de éxito, hay que replicarlo y casos como el de la "milla del conocimiento" de Gijón, en permanente expansión, apoyan esta idea. En eso hay coincidencia. José Manuel Pérez, "Pericles", el consultor que ideó el parque de Valnalón, está empeñado en que la fábrica donde "probablemente hubo más tecnología en toda Asturias, y la más asturiana, la metalmecánica y de materiales, sólo puede ser un parque científico tecnológico". A Pericles le gusta respetar la idea de "la gran fábrica" con "gran tecnología", pero apunta a la necesidad de contemplar "distintos aspectos", a que la parte biotecnológica conviva con otras

"Fue un recinto de primer nivel tecnológico en Asturias y tiene que seguir en ese mundo. A lo mejor era tan fácil como eso. Tiene edificios que merecen mucho la pena. Y viendo modelos de éxito como Gijón, que siguen creciendo, estoy seguro de que triunfa. Habría que ver, por ejemplo, cuántas empresas de gente de Oviedo están allí y podrían venir", razona.

Pablo Coca, director de Desarrollo de Negocio y Operaciones de la Fundación CTIC, también es un creyente convencido del modelo. "Los parques tecnológicos", explica, "como fenómeno de cercanías, de colaboración, es un modelo que funciona, que genera resultado, es un modelo válido. Pero siempre acompañado de un análisis de viabilidad". Coca llama, así, a extremar las precauciones a la hora de elegir hacia donde se pone el foco. No tiene problemas con lo biosanitario, pero le falta datos. "Lo que es evidente es que espacios como estos que combinan un poco el patrimonio industrial, que tienen un pasado de componente empresarial, son muy dados a reflejar ese cambio de modelo económico. Pero la cuestión es identificar un sector y a partir de esos mimbres ver la viabilidad".

Enrique Jáimez, gerente del Cluster TIC Asturias, plantea algunas reservas. No cree que todos esos metros cuadrados estén equilibrados con la realidad del sector en Asturias, y aunque admite las posibilidades que da la proximidad al HUCA, pide otro tipo de combinaciones. "Las biotecnológicas pueden estar en una fase de crecimiento, pero tampoco tienen una necesidad de metros cuadrados, y no sé hasta qué punto sería artificioso crear un espacio de la nada. Creo que como parque tecnológico Gijón ya funciona bien y tiene recorrido, y desde el punto de vista universitario la concentración tendría que dedicarse al área del Cristo". Jáimez no descarta, no obstante, que pueda haber conexiones con las empresas de la Salud en la Vega, pero considera que con una o dos naves sería suficiente, mientras que el conjunto lo orientaría a otros usos. "Si se va a desarrollar la idea de un gran bulevar a su lado, creo que tendría más sentido buscar en La Vega el espacio para grandes conciertos que no hay en Oviedo. Por otra parte, está Santullano y la Facultad de Humanidades al lado, así que el uso turístico y cultural también tiene mucho sentido. Por eso creo que lo mejor sería un nuevo uso mixto. Hay ciudades europeas, como Amsterdam, que han recuperado espacios así. De día tienen una actividad laboral, o económica determinada, y por la tarde se dedican a lo turístico, a la restauración, a lo lúdico. El uso en La Vega no puede ser exclusivo, y puede convivir lo biotecnológico ligado al HUCA con el espacio turístico y de conciertos".

Ese uso mixto, con una referencia muy clara en su cabeza, es lo que receta para La Vega Daniel Suárez, fundador de la aplicación Zapiens, por la que se ha interesado Google. Su modelo es la Lxfactory de Lisboa. "Lo que hay que hacer es restaurar y dar espacio a la cultura, al arte y a la tecnología. Eso cambiaría Oviedo y nos haría un polo atractivo". La factoría de Lisboa, una antigua fábrica textil, es, no obstante, seis veces más pequeña que La Vega. "Precisamente", rebate, "imagínate lo que podríamos hacer con todos esos metros en Oviedo. Un polo creativo de referencia de verdad, un coworking para empresas bio, tecnológicas y creativas".

De las derivas de lo biotecnológico, en otro aspecto, habla también Jesús Castañón, un ovetense directivo en una multinacional farmacéutica en Estados Unidos. "Uno de las principales fuentes de innovación tecnológica a nivel mundial es la investigación en Defensa", explica. "Moviliza desarrollos en campos como la biotecnología, geolocalización, fabricación avanzada, Inteligencia Artificial y un largo etcétera. Quizás ese podría ser un enfoque adicional interesante para esta proyecto de futuro de la Fábrica de Armas, dada la historia y circunstancias actuales de La Vega".

No sólo espacio

Castañón añade otros puntos de vista al debate. El espacio está muy bien, pero hacen falta, al menos, dos factores para que una iniciativa de este tipo pueda tener éxito. El primero, explica, es "la conexión con un entorno académico y emprendedor potente que aporte ideas y talento", lo que podría encontrarse en el HUCA y la FINBA. El segundo, "la existencia de una situación fiscal y económica que incentive la inversión en innovación. La capacidad para innovar está directamente relacionada con la capacidad para atraer capital público o privado por medio de empresas o capital riesgo. Consolidar un espacio como La Vega como un centro de aglutinación de innovación requeriría la consideración de todos esos aspectos, más allá del mero espacio físico", remata.

Los especialistas señalan otros detalles que no conviene pasar por alto. Uno es que, efectivamente, en Oviedo no se ha desarrollado ningún gran espacio dedicado al emprendimiento o las startups. El Talud de la Ería se queda en nada y el polígono de Olloniego no acaba de funcionar como gran semillero. Pericles confirma que la ciudad "hasta ahora ha estado ajena al emprendimiento, y sólo a partir de Caunedo empezó a moverse un poco, pero hasta entonces se conformaba con lo que había en otros sitios". "Por eso", remata, "este puede ser el momento para que Oviedo diga que está ahí".

Para hacerlo, sigue el consultor que puso en marcha Valnalón y asesoró también en el parque de Llanera, es necesario tener claro el modelo. "Hay que hacer un planteamiento inicial, que puede ser un boceto de cómo podrían funcionar las cosas, porque a la hora de empezar a trabajar hay que partir de alguna base sólida". Son, también, los mimbres y los análisis que reclamaba Coca. Y con esa idea, si el uso mixto con base biotecnológica, cultural y de ocio se asienta, precisan que hay que estar tranquilos. No hay que tener prisa. "Si se decide un perfil determinado de empresa", remata Pericles, "hay que saber que eso lleva tiempo, hay que buscar esas compañías y no meter cualquier cosa. Hace falta poner un aldeano ahí al frente, uno de esos que son capaces de plantar un roble sabiendo van a morirse sin verlo crecer. Si no, te meterán cualquier cosa y acabarás vendiendo coches en La Vega".

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