No había tantas personas como el día de la reyerta de la calle General Elorza, pero el pasillo de la Audiencia Provincial estaba esta mañana repleto de miembros de las dos familias rumanas que se enfrentaron con navajas, palos y cuchillos de cocina el 4 de abril del año 2016: los Iordan y los Gilceava. No en vano, muchos de ellos estaban citados a declarar en el juicio contra los dos hermanos acusados de haber apuñalado a cuatro personas del clan rival durante aquella violenta y multitudinaria pelea, que tuvo lugar a plena luz del día y en una zona céntrica de la ciudad.

No tuvieron que entrar en sala porque los acusados reconocieron los hechos y llegaron a un acuerdo previo con el fiscal y el abogado de la acusación. Ambos aceptaron dos años de cárcel que no cumplirán al no tener antecedentes penales y al haber "resarcido parte del daño" con el pago de un porcentaje de las indemnizaciones a las víctimas.

Hoy se cerró el acuerdo que no pudo materializarse el pasado mes de julio, la primera fecha fijada para este juicio. Aquel día las partes no lograron entenderse en cuanto a las cantidades económicas a recibir por parte de las víctimas, pero esa cuantía quedó fijada ayer en 35.000 euros a repartir entre los heridos. Los acusados ya han abonado 10.000 euros y se han comprometido a entregar de inmediato otros 10.000 que habían dejado en concepto de fianza, por eso el fiscal cedió a rebajar su petición de pena a dos años de cárcel para cada uno de los procesados por los delitos de lesiones.

En su escrito inicial el ministerio público solicitaba 12 años para uno de los dos hermanos por apuñalar a cuatro personas causándoles heridas que, en algunos casos, requirieron intervenciones quirúrgicas y largas hospitalizaciones. Al otro, para el que solicitaba nueve años, se le achacaba la participación en tres de esos ataques. Los acusados sólo fueron condenados ayer por dos delitos cada uno -un año por agresión- y en ningún caso por tentativa de homicidio.