Oviedo y la sanidad asturiana en general están de luto. José María Richard Grandío, el que fuera promotor y antiguo consejero delegado del Centro Médico de Asturias, falleció ayer en Oviedo a la edad de 85 años. Richard fue uno de los impulsores de la medicina hospitalaria privada en el Principado y, en definitiva, un adelantado a su tiempo. Un ictus lo dejó impedido más de una década atrás cuando acudía a trabajar al Centro Médico.

El funeral por su eterno descanso se celebrará hoy, a las cinco de la tarde, en la iglesia parroquial de los Carmelitas. Su capilla ardiente quedó instalada ayer en el tanatorio Ciudad de Oviedo. "Trabajador incansable", "fuerte", "humano", "tranquilo" y "entregado". Fueron algunos de los adjetivos utilizados por las numerosas personas que acudieron al tanatorio, por donde pasaron a lo largo de toda la tarde numerosos amigos, sobre todo del sector médico, para arropar a la familia en sus duros momentos.

El hijo del fallecido, el cardiólogo José María Richard Rodríguez, atendió a este periódico para recordar la trayectoria y figura de su progenitor y, de alguna manera, referente. Richard hijo destacó que su padre comenzó a trabajar con tan sólo 18 años, primero en el sector de los laboratorios farmacéuticos y luego en el editorial. En este último logró convertirse en uno de los editores de más éxito en España al comercializar los libros del autor ovetense José Luis Martín Vigil.

Como buen emprendedor, Richard Grandío llegó a abrir tres librerías en Oviedo, la más conocida fue la Universal. Pero su inquietud empresarial no se quedó ahí. Todas las tardes, en una tertulia que compartía en la desaparecida cafetería Gala con un grupo de médicos, entre ellos Carlos Lueje, José Manuel Antuña y Julio Granda, entre otros, decidieron apostar por la medicina privada.

"No fue una tarea fácil, tardaron cuatro años en poder poner en marcha el Centro Médico. Mi padre y Carlos Lueje estuvieron viajando a Madrid en tren durante un año para solucionar los temas administrativos", recordaba ayer el hijo del que fue consejero delegado durante casi tres décadas de la apuesta empresarial sanitaria iniciada por un grupo de médicos en abril de 1978.

En un primer momento, los doctores emprendedores ofrecieron un servicio concertado, pero llegados los años ochenta, el Gobierno de Felipe González lo anuló y el centro pasó a ser íntegramente privado. Fueron años duros por las restricciones de ingresos. A pesar de la retirada del apoyo estatal, Grandío y sus socios apostaron de lleno por la iniciativa privada y los resultados, cuarenta años después, determinan que acertaron.

A lo largo de las cuatro décadas de historia del Centro Médico, Richard coincidió con muchos profesionales que pudieron comprobar de primera mano su mano izquierda para la gestión empresarial. Algunos de los mismos lamentaron ayer su pérdida, pero recordaron los buenos momentos compartidos. "Era el alma pater del Centro Médico y conjugaba fortaleza con tesón, trabajo, humanidad, presencia cercana y ayuda afectiva y efectiva a los que estaban en su entorno", señaló el psiquiatra Ángel García Prieto.

Otros destacaron que si en algo marcaba la diferencia Richard Grandío era en su dedicación laboral. "Siempre estaba al pie del cañón. Era como si no descansara, se pasaba trabajando de sol a sol", apunta el oftalmólogo Juan Junceda, quien sostiene que Richard siempre solía hacer suya una frase del médico Plácido Álvarez-Buylla que marcó su trayectoria y su entrega al trabajo: "¿Sabe usted por qué salí adelante en la vida y en mi trayectoria laboral? Porque siempre que me buscaron, estuve".