La primera fotografía que puso ayer el gijonés Martín Moriyón en el Palacio de Congresos del Calatrava es una suya cuando tenía nueve años haciendo vivac en el Pico Pienzu junto a sus padres; la siguiente, otra en la que aparece subiendo a Peña Santa de Enol dos años más tarde. Las instantáneas sirvieron para acreditar de antemano la dilatada experiencia de un montañero que estuvo en Oviedo para ofrecer la conferencia "Alpinismo en el Cornión, Reino de los Picos", una charla que forma parte de las actividades organizadas en torno a la XV Semana de Montañismo "Ciudad de Oviedo".

Moriyón comenzó su intervención hablando sobre eso, sobre sus inicios en el alpinismo ante una sala repleta de público. "El Cornión tiene mucho que ver con mis inicios. Con 12 años me puse los crampones e hice las primeras invernadas con mi padre. A partir de ahí ya no pude parar", asegura el deportista, que entre otras cosas es guía de alta montaña y ha conquistado cumbres por medio mundo. Martín Moriyón continuó haciendo un minucioso recorrido por el Cornión, dividiéndolo en sectores y explicándoles a los asistentes aquellos que tienen más dificultad para los montañeros. También habló sobre algunas "zonas olvidadas" del mazizo. "Hay picos que tienen menos nombre y que son todo un tesoro, como el grupo de la Cabra Blanca o la Garita Cimera. A veces Peña Santa de Enol y Peña Santa de Castilla ensombrecen a todos los que tienen al lado, como pasa con el Naranjo de Bulnes", explica el montañero.

Durante la charla, Martín Moriyón habló sobre las vías más significativas del Cornión. "Son bastantes. Hay unas veinte en Peña Santa de Enol y diecisiete en Peña Santa de Castilla, pero las más clásicas son El Hojal, la Canal Estrecha o el Corredor del Marqués", señala Moriyón. "El Cornión es un macizo que esconde muchos tesoros. Todo el mundo visita Covadonga y se conoce bastante poco el mazizo. Es cierto que hay muchas zonas que son alta montaña y no son accesibles para todo el mundo, pero hay otras que merece mucho la pena conocer", dice.