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Continúa abierta la investigación sobre la agresión al hostelero del Rosal

La víctima colabora con los agentes del cuerpo nacional aportando características de dos de los jóvenes que le asestaron cinco navajazos

Una patrulla de la Policía Nacional recorre el Rosal. LUISMA MURIAS

La Policía Nacional busca a los implicados en la brutal agresión hace dos fines de semana a un hostelero del Rosal "que faltan". Así lo han confirmado a este periódico fuentes del instituto armado, que cuentan con la colaboración de la víctima, un joven de 23 años que les ha revelado características particulares de los chavales. Es decir, la investigación sigue abierta.

J. P. A. recibió cinco navajazos -uno en la cara, otro en la nuca y tres en la espalda- cuando estaba en la puerta del pub que regenta en el número 70 de la calle. Los agentes detuvieron a un chico de 15 años como autor de las lesiones. El menor, de origen marroquí, ingresó entonces en el centro Miraflores de Noreña, donde, según la Fiscalía de Menores, permanecerá por un tiempo indefinido "hasta normalizar su conducta". Sin embargo, el joven hostelero afirma que fueron tres los que participaron en la agresión, por lo que dos de ellos están libres. Además, afirma haberse cruzado con alguno días atrás.

J. P. A. dice conocer de sobra a sus agresores. "Suelen venir los fines de semana a tocar las narices. No les dejo entrar porque se ponen a pedir euros a los clientes, a tirar del pelo o meter mano a las chicas y encima no consumen nada en la barra. Pertenecen a un grupo grande como de treinta personas". El sábado 17 de noviembre todo indicaba que iba a ocurrir lo mismo. Tres chavales intentaron entrar sin éxito en el bar. Le dijeron "Yo, jugar" a modo de petición. Él les prohibió el acceso y se fueron pacíficamente. "No sé por qué a los pocos minutos volvieron y sin mediar palabra uno me rajó la cara", explica el agredido, que en aquel momento estaba en la puerta hablando con un amigo. Los sanitarios le atendieron en una ambulancia aparcada en la calle y luego le trasladaron al HUCA para someterle a una cirugía plástica.

El hostelero está de baja desde entonces y acude a diario al centro de salud de Colloto para curarse las heridas. En la cara tiene más de treinta puntos de sutura. Cree que le quedará una cicatriz en forma de "U" en el rostro, aunque afirma haber tenido suerte porque está seguro de que el agresor quería meterle la navaja en el ojo.

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