En 1966 Luis Hevia Álvarez reunió a su mujer y a sus seis hijos en el domicilio familiar de Oviedo para entregarles lo que había estado guardando bajo siete llaves durante treinta años. Decenas de cuadernos forrados en hule y primorosamente ordenados por orden cronológico. Encima, una hoja manuscrita con una advertencia; si algún día iban a utilizar aquel material debían hacerlo sin perjudicar a nadie. Hevia, abogado de la Sociedad Hullera Española y jefe de oficina del Sindicato Carbonero, había escrito 300 folios sobre la Guerra Civil y su experiencia como empleado del servicio de abastecimiento de carbón y víveres a casas y negocios el primer año del conflicto bélico. Uno de sus hijos, José Luis Hevia, tomó hace sólo unos meses la decisión de sacar a la luz la memoria en tinta de su padre. Ahora LA NUEVA ESPAÑA publicará el testimonio por entregas durante tres sábados consecutivos.
El hijo de aquel abogado tiene hoy 83 años. Se jubiló después de trabajar toda su vida en empresas familiares de maquinaria y minería de carbón. El cambio del nombre de 21 calles de Oviedo en aplicación de la Ley de la Memoria Histórica (aunque recientemente cuatro vías quedaron fuera del acuerdo de modificación de nombres) fue el detonante que le hizo sacar del baúl de los recuerdos el diario de su padre. "El cambio de nombre me parece injusto. Creo que es necesario reivindicar la figura de algunas personas que lucharon a favor de Oviedo. Mucha gente joven desconoce la Historia. Sin ir más lejos, mis cuatro hijos. Como no saben lo que pasó en aquellos años, les da igual que quiten las placas de las calles. El teniente coronel Teijeiro a mí me salvó la vida al liberar la ciudad mientras que Indalecio Prieto la destruyó dos veces. Una en 1931 y otra en el 36. Al primero le quitaron la calle y el segundo tiene una". Hevia matiza, pese a su inclinación a defender Al bando sublevado, que su padre no era un abanderado de ninguna ideología. "Era un hombre bueno y trabajador al que le preocupaba la seguridad de su familia y que fue capaz, entre otras cosas, de sacarnos a todos de Oviedo para llevarnos a Cornellana la Nochebuena de 1936 para mantenernos a salvo". Luis Hevia Álvarez falleció en 1995 a los 89 años rodeado de sus seres queridos habiéndoles legado los textos que escribió en la intimidad de su hogar, alumbrado por una vela, las primeras noches de la Guerra Civil.
