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Julia Lezhneva: "No veo la música como un trabajo, aunque hay mucho trabajo detrás"

La soprano rusa, entre las más grandes del mundo, debuta en Oviedo para celebrar los veinte años de la formación sinfónica de la ciudad

Julia Lezhneva. IRMA COLLÍN

La soprano rusa Julia Lezhneva se ha convertido en los últimos cinco años en una de las artistas más reconocidas del panorama operístico internacional. Con la potente discográfica Decca a sus espaldas, su carrera es hoy en día imparable. Hoy debuta en Oviedo dentro del ciclo de Los Conciertos del Auditorio, bajo el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA. La acompañará la Orquesta Oviedo Filarmonía y el director Mikhail Antonenko en el concierto que sirve para celebrar los veinte años de de la sinfónica ovetense. Entre las obras que interpretará en el Auditorio aparecen arias de Vivaldi, Mozart, Haendel y Rossini, que figuran entre su repertorio más famoso.

Para Lezhneva el mundo de la música "no es un trabajo, aunque hay un enorme trabajo detrás", asegura que su madre era muy estricta en lo que a la música se refiere. "Pensemos en una madre típicamente rusa, cuando era una niña, los de mi edad iban a tres escuelas distintas para aprender música, danza, pintura o interpretación", explica".

La mezzo Cecilia Bartoli ha sido la referencia para Lezhneva. Cuando empezaba a estudiar canto le regalaron el álbum que Bartoli grabó con arias desconocidas de Antonio Vivaldi. "Fue una revelación", no solo en el plano musical, "fue cuando decidí en qué me quería convertir". Aunque se graduó como pianista, su pasión por el canto estuvo siempre ahí.

Asegura que el repertorio barroco siempre ha sido su debilidad, con algunas concesiones a Rossini y Mozart. "Desde mi inicios he estado siempre centrada en el estudio de esas pequeñas joyas escondidas", explica, añadiendo que por el momento no siente la necesidad de extender su repertorio hacia el Romanticismo. Si bien son muchos los cantantes que hoy en día sufren presión para abordar el mayor número de títulos posibles, esto es algo que a Lezhneva no le ocurre. "Por supuesto que me han ofertado algunos papeles que no pude asumir, pero cuando los rechacé nunca sentí esa presión, que sí me consta que ocurre en otros casos; yo siempre fui tajante con los papeles que podía asumir y los que no se adaptaban a mi voz", concluye.

Lezhneva asegura que la curiosidad y las ganas de probarse a sí misma en nuevas arias le genera incertidumbre cuando necesita elegir obras para un recital. "Por un lado, interpretar siempre las mismas arias me incomoda, siento que no estoy siendo honesta conmigo misma, pero al mismo tiempo sé que necesito ir más allá, evolucionar, y también que el público viene a escuchar la música que conocen y les gusta, entonces tengo que ajustarme al repertorio", explica.

Su contrato con la casa discografica Decca, una de las más importantes a nivel mundial en lo que a ópera se refiere, marcó un antes y un después en su trayectoria. La propuesta llegó tras su aparición en el Royal Albert Hall de Londres, en un recital en honor de la soprano Kiri Te Kanawa, quien la invitó a participar. "La actuación salió bien, pero tengo que confesar que el despliegue de ingeniería ayudaba mucho también", comenta entre risas. "A partir de ahí, varias firmas de discos se interesaron, yo era muy joven, apenas veinte años, y lo primero que pensé fue: ¡ay, Pavarotti trabajó con ellos! y ahora ellos ¿me quieren a mí? "Tardé casi dos años en decidirme".

Lezhneva, que apenas roza la treintena suma más de diez años de carrera en los que dice no haberse sentido desplazada por su precoidad. "Suelo ser la más joven y algo ingenua, pero muy seria profesionalmente".

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