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Un viaje de cuatro décadas con Francisco Fresno

El artista presenta en el Colegio de Arquitectos una muestra de pinturas, esculturas y proyectos desde 1975

"Maquetas del tiempo", una de las obras de la exposición. LNE

Es una mirada al pasado, pero con la vista puesta en el presente y en el futuro, ni siquiera es una mirada total hacia lo que ya ha sido creado, sino un vistazo a lo que ocurrió. Es lo que se presenta mañana y hasta el 28 de marzo en la sede del Colegio de Arquitectos de Oviedo (Marqués de Gastañaga, 3; de lunes a viernes, de 09.00 a 14.00 horas). No es una gran exposición, por motivos de espacio, "es una minirretrospectiva, pero muy significativa", dice Fresno.

La colección se remonta a 1975, cuando Fresno realizó su primera exposición individual en el Instituto Jovellanos de Gijón. Hay pinturas, esculturas, collages, maquetas, obras y proyectos en espacios urbanos, distintas disciplinas que recorren cuatro décadas de trabajo artístico, lo que "no significa que uno no esté en el frente ni mirando al futuro", advierte el artista.

Por aquellos años 70 Fresno empezó a pintar y a principios de los 90 se pasó a la disciplina por la que es más conocido, la escultura. De todos modos, nunca abandonó la pintura. No ha logrado nunca definirse, ni mucho menos etiquetarse o ajustarse a una sola forma de crear, por eso se considera algo tan sencillo y complejo como "artista plástico". Han sido los momentos vitales, profesionales y artísticos los que le han llevado por un camino o por otro. Incluso en la exposición se podrá ver un panel con textos escritos por él mismo para catálogos de sus distintas muestras.

En esta mirada hacia atrás se puede comprobar lo que el mismo artista reconoce, que siempre se ha movido en los límites entre unas disciplinas y otras, lo que le servía para pasar de la pintura a la escultura sin mayores problemas. Como ejemplificación de esto está una de las obras que Fresno destaca de esta muestra. Una pieza creada a partir de una plancha de grabado perforada en la que la pintura pasa de atrás hacia delante por los agujeros y se solidifica en relieve, tomando casi forma de escultura.

Un viaje en el tiempo que hace a Fresno plantearse que esa concepción lineal que tenemos del paso de los días y los años no es la más acertada. Se enfrenta a su propio pasado, pero lo hace como quien visita una cueva prehistórica y "las pinturas siguen manteniendo la misma magia que hace miles de años". El tiempo es otra cosa.

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