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Visiones De Ciudad

Oviedo y su ego

La ciudad precisa de actividades continuas y un recinto ferial para desarrollarlas

Soy de los que piensan que una ciudad tiene alma y vida propia, en su "todo" funciona y se comporta como un único ser vivo. Su definición como "entidad político-administrativa urbanizada con alta densidad de población" se queda corta. Cada una tiene su propia idiosincrasia y nos trasmite diferentes sensaciones solo con pronunciar su nombre.

Elegí Oviedo por su "forma de ser" y a principios de los años 90 inauguré mi primer bar en la ciudad; después vinieron muchos otros, unos con más éxito que otros; y la complicidad entre Oviedo y yo crecía. En mis inicios Oviedo transmitía "capitalidad", no solo administrativamente, sino también social y culturalmente. Pasabas el día entero en la ciudad y no te aburrías. Gente de toda Asturias venía de compras a la ciudad, famosa por su "buen vestir". Restaurantes y bares de diferentes estilos y para todos los bolsillos se repartían por los barrios. Los cines estaban en el centro de la ciudad y junto al teatro, la ópera y la zarzuela, raro era no poder disfrutar de algún espectáculo. Había varias discotecas repartidas por la ciudad y el ambiente universitario había resucitado el Casco Antiguo con los incipientes bares de copas. Las fiestas de San Mateo se habían consolidado con el sistema de los "chiringuitos" y la música en la calle, instaurado durante el gobierno de Antonio Masip en 1983, con la intención de popularizar las fiestas. Por aquellos años había una "carrera espacial" con Gijón para la celebración de macro-conciertos. En el año 92 vino Michael Jackson y en el 93 U2 . Y todo ello cabía en una ciudad "invicta, heroica, muy noble, muy leal, benemérita y buena ciudad"

Oviedo brillaba con luz propia pero no se dormía, fue pionera en peatonalizar las calles del Antiguo, conseguir escobas de oro e inaugurar el Auditorio Palacio de Congresos Príncipe Felipe. Una ciudad para pasear y limpia era la mejor carta de presentación para captar congresos. Oviedo se adelantaba a otras muchas ciudades mayores que ella y su ego crecía.

Con el cambio de milenio y el ego por las nubes, Oviedo deja de mirar lo que la rodea, pierde toda capacidad de análisis y solo quiere presumir. Se encapricha del Palacio Villa Magdalena, quiere exhibir un nuevo Palacio de Congresos construido por el arquitecto de moda, Santiago Calatrava, e inaugura el fracasado Centro Ecuestre el Asturcón. Oviedo perdió una década en proyectos y políticas inútiles, se quedó dentro de sí misma y le arrebataron la capitalidad social. Ya no hay cines en el centro de la ciudad, se veta la apertura de nuevas discotecas y se deteriora el ocio nocturno, ahora las compras se hacen en "Intu Asturias" y los chiringuitos de San Mateo se convierten en el "petromocho" de las fiestas. No ofrece nada nuevo, tantos años como ciudad ególatra la ha enranciado y ya no es la más popular de la clase.

Tiene que recuperar los años perdidos. Es ciudad de servicios y depende de quien la visita. Consciente de su tamaño y posibilidades debe adecuarse a los nuevos tiempos y ser referente en las nuevas tendencias de ocio y cultura que se demandan. Internet y Redes Sociales te obligan a estar siempre presente, la agenda de actividades tiene que ser constante y lo más popular posible. Necesita, como el comer, un recinto ferial polivalente metido en el corazón de la ciudad y con plazas de aparcamiento suficientes. Necesita revitalizar el ocio nocturno de calidad con salas de conciertos, cafés teatro, discotecas? No se puede considerar toda la ciudad como "zona ambientalmente protegida". El Parque San Francisco y Paseo de los Álamos no puede ser un museo. Los comercios y la hostelería son la luz y la vida en las calles. Las nuevas generaciones de toda Europa quieren disfrutar al aire libre: mercadillos, terrazas de los bares, food trucks, arte callejero, street food? La gente responde agradecida y se vuelca con estos eventos; un ejemplo es la calle Gascona con todas las actividades que programa su asociación de bares ó el entusiasmo que ha suscitado el Paseo del Bombé estos últimos años durante las fiestas de San Mateo.

Oviedo debe volver a ser la capital de todos los asturianos. Vestirse, más a menudo, de aldeana y divulgar al resto del mundo su Fiesta de la Ascensión. Recuperar el Monte Naranco y convertirlo en un elogio a la "asturianía", un parque de referencia para todos los asturianos donde quepa el folclore, las ferias y las romerías.

Creo que Oviedo está descontenta, arrepentida por su narcisismo y con ganas ponerse al día y recuperar el tiempo perdido. Tiene que analizar muy bien lo que tiene, lo que podría tener y lo que la rodea. Saber quién es su mayor competencia y cómo se puede diferenciar. No puede perder más oportunidades. Se habla de posibles proyectos municipales para la antigua fábrica de armas de la Vega, la fábrica de gas de la calle Paraíso o el famoso bulevar de Santullano. Oviedo debe saber interpretar el mundo que la rodea. Hace más falta sentido común que obras faraónicas, hacer las cosas sostenibles, prácticas y utilizables. Más importante que cualquier obra es su aprovechamiento final, saber con qué fin se construye. Oviedo debe ser una ciudad con agenda continua de actividades, sólo necesita un lugar donde desarrollarlas y saber venderlas.

Enseguida llegarán los años 20 y Oviedo, libre de su ego, volverá a ser un imán de atracción para todos los que pronuncien su nombre. Vanguardista, creativa, fresca y espontánea son adjetivos a unir a los títulos que ya posee. Yo seguiré con mis bares, los demás con lo suyo, pero nos irá a todos mucho mejor.

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