De una noche que acabó en delirio musical, el director Jonathan Nottt salió como el gran triunfador. Demostró que Gustav Mahler no es solo uno de los compositores que más domina -dirigió de memoria las casi dos horas que dura la "Sinfonía nº 3", en re menor- sino el que más satisfacciones le da. No se puede interpretar de otra manera que tuviera que salir aclamado por el público, algo que puede considerarse dentro de lo común, y que también hiciera lo propio la Joven Orquesta Mahler, lo que ya no es tan habitual. Triunfo total y magistral dirección en una apasionante velada del ciclo de "Los Conciertos del Auditorio"

Las sinfonías más extensas del compositor austriaco -la de ayer tiene seis movimientos- no se programan a menudo en Oviedo por la plantilla orquestal que requieren. Quizá por ello el público respondió tan bien a la cita. A ello hay que sumar la intervención de los coros infantil y femenino de la Fundación Princesa de Asturias.

Aún a pesar de que la plantilla de la Joven Orquesta Mahler cambia continuamente y no son una agrupación estable, la sonoridad de conjunto es buena y está muy bien empastada.

La mezzo Elena Zhidkova, que intervino en el cuarto movimiento, destacó por su voz carnosa y profundidad en su color vocal.

El interés de Mahler por crear distintas fuentes de sonido, hizo que desde fuera del escenario interviniesen la trompeta solista, la percusión y el coro de niños, con una breve pero muy correcta actuación.

Nott, Zhidkova y los directores de las agrupaciones corales salieron repetidas veces a saludar, ante la insistencia del público.