Franco TORRE

Un adolescente malagueño, de no más de catorce años, visitó en 1895 de la mano de su padre el Museo del Prado sin saber que aquel recorrido tendría una influencia perdurable en su vida y, por extensión, en toda la historia del Arte. Se dice que aquel rapaz se quedó ensimismado frente a "Las Meninas", mirando intensamente a la figura de la infanta Margarita, quizás porque le recordaba a su hermana Conchita, que murió por aquellas fechas, a los siete años de edad. Ese adolescente era Pablo Picasso, que en los años siguientes recorrería los pasillos del Museo del Prado infinidad de veces, descubriendo y redescubriendo a los grandes maestros y sirviéndose de sus experiencias para enriquecer su propio arte.

Las colecciones del Museo del Prado han tenido una influencia palpable en numerosos artistas, españoles y foráneos, a lo largo de la historia. En el marco del bicentenario de la gran pinacoteca nacional, el asturiano Javier Barón Thaidigsmann, historiador del Arte y jefe del área de conservación de pintura del siglo XIX del Museo del Prado, analizará cómo esas colecciones sirvieron de inspiración para numerosos pintores a lo largo de la historia. Será en la conferencia que impartirá mañana, a partir de las 20.00 horas, en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo, por invitación de la Cátedra Emilio Alarcos Llorach.

La conferencia se revela como una oportunidad única para bucear en las colecciones del Museo del Prado de la mano de uno de sus principales conocedores. Y es que Javier Barón, nacido en 1956 en Mieres del Camino y formado en la Universidad de Oviedo, es uno de los grandes expertos de España en pintura de los siglos XIX y XX.

Antes de ingresar en el Museo del Prado, en 2003, fue un destacado profesor de la universidad asturiana, en la que ha dejado numerosos discípulos y con la que mantiene una colaboración constante.

Durante sus dieciséis años en El Prado, Barón ha comisariado exposiciones del calibre de "EL retrato español. De Goya a Sorolla", en 2007; "Pasión por Renoir", en 2010, o "El Greco y la pintura moderna", en 2014, entre otras muestras pictóricas destacadas. Precisamente, en ese año 2014 fue nombrado jefe del área de conservación de pintura del siglo XIX, cargo que ostenta en la actualidad.

En su conferencia de mañana en el Aula Magna de la Universidad, Javier Barón esbozará la forma en la que los artistas del pasado influyen sobre las generaciones posteriores, en una rueda sin fin que llega hasta nuestros días. El propio Barón ponía un ejemplo muy gráfico de esta herencia continua, en un reportaje en el que guiaba a LA NUEVA ESPAÑA por las salas de pintura del XIX de la gran pinacoteca española. A propósito de Mariano Fortuny, Barón explicaba: "Son relevantes las reflexiones del artista sobre los grandes maestros, como sucede con la copia que hace del 'San Andrés', de Ribera. Cuando adquirimos esta obra, en 2014, la expusimos al lado de la de Ribera y de 'El viejo desnudo al sol', que Fortuny pintó hacia 1871, cuatro años después de hacer la copia de Ribera. Es una obra inspirada en el natural, una figura con el torso desnudo igual que el 'San Andrés' y donde el recuerdo del estudio que había hecho de Ribera está muy presente. Cuando las dos obras de Fortuny se ven enfrentadas, un estudio directo y la otra una evolución de ese modelo hacia el estudio del natural, se entiende cómo una de las fuentes del pintor era el estudio de los grandes maestros".

Algo que también sucedería con Pablo Picasso, que, tras inscribirse para el curso 1897-1898 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pudo entrar en el Museo del Prado para trabajar como copista. Allí, en interminables jornadas de estudios, observación y reproducción, Picasso perfeccionó su arte y reconoció las cualidades que hicieron grandes a pintores como Goya o el propio Velázquez.

Décadas después, el genial artista malagueño dedicaría una serie completa de su obra a la reflexión sobre "Las Meninas", el mismo cuadro de Velázquez que había admirado en su primera visita al gran templo del arte de la mano de su padre, cuando todavía era un niño.