Alejandra Matallanas (Oviedo, 1987) sitúa el origen de su militancia en dos momentos vitales. Cuando, de niña, se ponía a ver en familia los debates sobre el "estado de la nación" y cuando, estudiante universitaria, se enganchó a las asambleas contra Bolonia de la Carlos III, donde estudiaba periodismo. El 15M le pilló de regreso a Oviedo, y aquí ingresó en el Partido Comunista, de cuyo Comité Central forma ahora parte. Este último mandato ha sido, además, asesora del grupo municipal de Izquierda Unida para encargarse de la comunicación.
- ¿Comunista de 31 años?
-Siempre tuve las ideas claras. Mi lucha política es en la calle, las instituciones sólo son un frente más. Ante el discurso fácil del capitalismo de la disolución de las ideologías necesitamos recuperar el pensamiento sólido que ha llevado a las grandes transformaciones sociales. Cada uno está donde quiere y trabaja en la organización con la que se siente más identificado. En mi caso, considero que el Partido Comunista es una herramienta útil y quiero ayudar a fortalecerla, frente a otras herramientas políticas desideologizadas
- ¿Cómo ha sido su experiencia de este mandato en el Ayuntamiento?
-Como descubrir un nuevo mundo. Nunca había estado tan cerca de la institución ni nuestra fuerza política había entrado en el gobierno en Oviedo. Hicimos un grupo con muchas ganas de trabajar, tanto con los concejales como con las compañeras, que somos un minimatriarcado. En lo municipal se ve la política de lo cotidiano, y en IU es donde más vecinos entran a pedir cosas, porque es nuestra seña de identidad de años, por el trabajo de Rivi (Sánchez Ramos) y el colectivo, mantenido ahora por Cristina (Pontón) e Iván (Álvarez).
- ¿Qué pasa con el tripartito?
-Se visibilizó más el disenso que el trabajo, porque hubo dos comicios nacionales y eso marcó. Pero esto va de Oviedo. IU jugó un papel de estabilidad en el gobierno, pero no se cambian 24 años en 4, por eso necesitamos confianza y más tiempo.
