María Rosa Carriles Bernardino, la vecina de 68 años del barrio de Ventanielles atropellada el viernes en la misma puerta del HUCA, falleció ayer a primera hora de la tarde a causa de las heridas que le causó el accidente. La víctima, ingresada en la UVI con pronóstico "muy grave", fue incapaz de recuperarse de los fuertes golpes sufridos, tanto en la cabeza como en la cadera, y hoy será incinerada en el tanatorio de El Salvador.

Rosi, como era conocida en el barrio, había ido con su marido a visitar a su sobrino, que acababa de salir de la UCI, después de varios días internado a causa de una grave neumonía, cuando la tragedia se cebó con ella. Estaba cruzando el paso de peatones, entre el parking y la entrada de Hospitalización, cuando un vehículo conducido por otra mujer, de 51 años, la arrolló.

La violencia del impacto fue tal que le provocó un grave traumatismo craneoencefálico y considerables daños en la cadera. Los sanitarios la trasladaron inmediatamente a la UVI, donde se mantuvo con vida hasta primera hora de la tarde de ayer.

La noticia conmocionó a todo el barrio de Ventanielles donde, tanto ella como su marido, conocido popularmente como Galán, por su apellido, son muy conocidos y queridos. "Era una mujer muy sociable, peleona por los suyos y amable", señalan unos vecinos que, no obstante, destacan sobremanera su entrega por los demás. "Se dedicaba en cuerpo y alma a cuidar de su madre y daba todo, tanto por sus vecinos como por su perrín", añaden.

Rosi Carriles no tenía hijos, estaba jubilada desde hace años y aprovechaba al máximo el tiempo libre que su situación le proporcionaba. Además de cuidar de sus allegados, aprovechaba el para dar paseos con su marido y salir a tomar café, generalmente, por los diferentes establecimientos situados en el entorno de la calle Tenderina, donde residía.

En los últimos tiempos estaba especialmente preocupada por la salud de su sobrino. Tanto es así, que el viernes se había apresurado a visitarle, en cuanto el personal sanitario decidió trasladarlo a planta. El destino quiso que un fatal accidente se interpusiese en su deseo de volver a ver su familiar casi recuperado.

Por otra parte, fuentes de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Oviedo señalaron que la conductora dio negativo en el control de alcoholemia, lo que refuerza su testimonio de que el atropello se produjo debido a un despiste al volante, unido a la escasa visibilidad que dejaba un vehículo mal estacionado.

La capilla ardiente de Rosi Carriles está ubicada en la sala número ocho del tanatorio del Salvador, donde esta tarde, a partir de las 18.00 horas, tendrá lugar el rito exequial de despedida de cuerpo presente, antes de proceder a su incineración en las instalaciones del mismo equipamiento funerario.