"Los neandertales eran pelirrojos y tenían los ojos claros; eran una especie distinta al 'Homo sapiens', pero ahora sabemos que tuvieron hibridación; por tanto, todos tenemos ADN neandertal". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el científico Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, que impartió, con el prehistoriador y arqueólogo Marco de la Rasilla, una conferencia sobre las aportaciones de los descubrimientos de la cueva de El Sidrón (Piloña), a la historia de la evolución humana.

La cueva es referente mundial de la investigación sobre los neandertales, gracias al hallazgo de 2.500 restos fósiles humanos de trece individuos, siete adultos y seis menores, de una misma familia, y 400 piezas asociadas a ellos, tal como señaló de la Rasilla, profesor del departamento de Historia de la Universidad de Oviedo.

Ambos científicos dejaron claro que en el pasado reciente ha habido diferentes tipologías de seres humanos, y que algunos no tuvieron contacto entre sí. La conferencia, presentada por Ángeles Gómez Borrego, delegada del CSIC en Asturias, se enmarcó en el ciclo "Charlas de otoño", realizado en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El profesor De la Rasilla centró su exposición en detallar la complejidad de los trabajos interdisciplinares que se llevaron a cabo en El Sidrón, a fin de desentrañar la valiosa información que guardaba la cueva. "La inmensa mayoría de los restos se circunscriben a una zona. El procedimiento fue muy lento; hubo que ir muy despacio y los estudiantes de la Universidad de Oviedo que participaron trabajaron mucho y muy bien", aseguró Marco de la Rasilla. "Tuvimos que valorar cuando unos granos de determinado mineral que estaban a la luz quedaron a oscuras y llegamos a la conclusión de que la datación estaba en torno a los 40.000 años", añadió.

Antonio Rosas explicó que gracias a los descubrimientos de fósiles realizados en la cueva piloñesa han podido hacerse reconstrucciones físicas de un hombre o una mujer neandertal. "Físicamente se caracterizaban por presentar una cara grande proyectada hacia adelante, el llamado prognatismo neandertal. El cerebro era muy grande, más que el nuestro. En el esqueleto poscraneal se distinguen por un cuerpo más ancho y un desarrollo muscular mayor", señaló.

"Aunque los fósiles de El Sidrón son neandertales, presentan alguna morfología claramente primitiva", recalcó Rosas. El carácter primitivo de esos neandertales es una cuestión para la que aún no hay respuesta científica.

Una de las contribuciones científicas más importantes de El Sidrón fue el descubrimiento en 2007 de que los neandertales poseían las mismas variantes genéticas que los humanos modernos en el gen FOXP2, clave en la regulación del desarrollo de áreas neuronales implicadas en el lenguaje.

La interpretación de este descubrimiento es que los neandertales poseían la capacidad del lenguaje, tal, como indicó Antonio Rosas.