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Víctor Manuel cocina desde Asturias para la Nochevieja en TVE

El cantante graba en Oviedo un programa en el que elabora una merluza a la sidra y va de compras al Fontán

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Victor Manuel graba un programa de cocina en Oviedo

"Cuando me muera quiero que me embalsamen en frixuelos". Víctor Manuel dice no ser demasiado llambión, pero "los frixuelos los he comido toda la vida y los sigo comiendo". De todos modos, antes de llegar al postre hay mucho que hacer.

El artista, que el 7 de febrero volverá al teatro Campoamor después de diez años, pasó ayer el día en la ciudad para grabar dos capítulos del programa "Aquí la tierra", que Televisión Española emitirá el día de Nochevieja y el 2 de enero. Víctor acaba de presentar su libro de cocina "El gusto es mío" y de eso se trataba ayer, de cocinar. La cocina del restaurante Casa Conrado sirvió para que el cantante demostrase que lo del libro no es de oídas, que lo suyo con los fogones es una relación de muchos años y con sabrosos resultados.

El plato elegido para hacer su estreno televisivo culinario fue una merluza a la sidra. "La suelo hacer bastante en casa, es una receta sencilla", explica el cantante. Y así parece cuando se pone a los fogones. Una buena pieza de merluza, unas patatas panadera, una salsa de tomate natural, un poco de ajo y la sidra. Víctor Manuel prepara la salsa. "Primero el ajo, luego el tomate y para acabar echamos la sidra", va indicando. El lomo de merluza lo marca un poco en la sartén, apenas unos segundos, y ya solo queda mezclarlo y llevarlo al horno, "ocho minutos a una temperatura de 200 grados".

Es televisión y hay posibilidad de "falsear" muchas cosas, de cometer errores y solucionarlo en el proceso de montaje o de repetir para solventar fallos, pero no es necesario. Víctor Manuel lleva muchos años haciendo merluza a la sidra y el resultado tiene una pinta excelente. El cantante confiesa que utiliza la receta que Esmeralda González hizo famosa en el legendario restaurante El Nalón de la calle Fray Ceferino. En la mesa sí hay que repetir un plano. Durante la grabación suena un teléfono, y cámara y técnicos se miran buscando al culpable. "Ese es el mío, está en la chaqueta", dice Víctor. Iván Suárez, propietario del restaurante, se lo acerca y mientras lo coge el cantante bromea, "será alguna compañía telefónica", pero no. "Es Ana Belén, nada, luego la llamo".

Hasta ahora todo ha sido en la cocina y alejados de miradas, pero llegó el momento de salir a la calle y ahí Víctor Manuel se convierte en lo que es, una gran estrella, no por su actitud, que sigue siendo pausada y calmada, sino por la reacción de los ovetenses, aunque hay quien no lo reconoce. El equipo de rodaje se traslada caminando de la calle Jovellanos al mercado del Fontán. En la Rúa, como cada mañana, está Pedro Conde, músico callejero. Víctor echa mano al bolso y deposita un billete en la funda de la guitarra de su colega. Conde sigue cantando, no se ha percatado de quién lo ha dejado.

Los ovetenses son discretos y el cantante también, pero siempre dejan perlas. Mientras compra salmonetes y chipirones, atendido por Susana Río, de Pescados Milagros, en el mercado del Fontán, se acerca una señora: "Víctor, eres el mejor. La primera vez que me dejaron salir de casa tenía 18 años y fue para ir a un concierto tuyo a Riosa".

Cuatro o cinco personas se acercan al cantante, se hacen fotos y le felicitan por sus años en la música. El rodaje se acaba. Víctor Manuel volverá a Oviedo en febrero. Allí estará su público.

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