"El maquis, la guerrilla antifranquista, supuso un peligro real para el estado franquista", según explicó ayer Carlos Tejerizo García, profesor de la Universidad del País Vasco y miembro del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC, director de las excavaciones que descubrieron la llamada "Ciudad de la selva", en Orense, donde se juntaron más de un centenar de guerrilleros, entre ellos numerosos asturianos.

En aquella ciudad peculiar, en medio de los bosques, habitada por quienes combatían el franquismo con las armas, realizaron un papapel esencial los asturianos Marcelino Fernández, ("El gafas"), de Olloniego; César Ríos, de Hevia (Siero), y Mario Morán de Ribera de Arriba.

Tejerizo habló de la vida cotidiana de los guerrilleros, en un hábitat de chozos, enraizado en el medio rural, y muy relacionados con el paisaje que para ellos también llegó a simbolizar la resistencia, según explicó Tejerizo, que participó en la mesa redonda y que realizó un repaso a la arqueología de la represión y resistencia antifranquista en el noroeste peninsular, auspiciada por la Fundación José Barreiro. "Los guerrilleros hacían fiestas y trataban de llevar una vida normal en campamentos como el de Morteira; la guardia civil sabían donde estaban, pero no se atrevían a ir allí", indicó Tejerizo.

El historiador Óscar C. Roiz, explicó que el proyecto de excavación ha permitido ahondar en aspectos como la vida cotidiana de los guerrilleros, el papel de la mujer en la guerrilla o la organización de las partidas distribuidas por los montes. Según la investigación realizada por el equipo, el origen campesino de la mayoría de los guerrilleros queda testimoniada por el tipo de arquitectura utilizada para sus refugios.

Alejandro Rodríguez Gutiérrez, arqueólogo, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, señaló que el conjunto de campamentos guerrilleros que entre 1941 y 1946 funcionó en la comarca orensana de Valdeorras, en las proximidades de Casaio, cerca de la frontera con León llegó a acoger más de un centenar de combatientes antifranquistas. Tejerizo llamó la atención sobre la gran cantidad de objetos encontrados encontrados en las excavaciones, entre ellos numerosos restos de balas de armas de distintas procedencias, hasta un revolver calibre 44 copia de un arma americana, fabricada en Vitoria. Adolfo Fernández Pérez, historiador y director de la Fundación José Barreiro, destacó las aportaciones de los asturianos a la lucha, y la importancia de divulgar la memoria de los protagonistas de aquella resistencia. En As Morteiras, los investigadores encontraron restos de un guiso de cordero, la última comida de la guerrilla, que tomaron poco antes de ser atacados por la Guardia Civil en 1946. Los hallazgos ponen en relación la actividad guerrillera con las comunidades locales y los enlaces, que les permitían sobrevivir. Los guerrilleros también utilizaban las redes del wolframio que se explotaba en la zona para financiarse y para contactar con los mineros. Los investigadores acompañaron sus exposiciones con una muestra de objetos hallados en las excavaciones.