La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mansef, el "bebé milagro" del Palais, ya corretea y sonríe por los pasillos de Pediatría del HUCA

"No sabemos cómo agradecer la gran labor de los médicos", dice el padre del niño que sobrevivió a una caída desde un tercero

Por la izquierda, Amal, Mansef, Dina, Abdeljail Buamar y Haytam, ayer a la entrada de la planta de hospitalización pediátrica. | L. B.

Con una sonrisa de oreja a oreja escondida tras el chupete y correteando de un lado a otro. Así recibe el pequeño Mansef desde ayer a sus visitas en la planta de hospitalización pediátrica del HUCA. El "bebé milagro del Palais" ha necesitado solo diez días para recuperarse de la caída desde la ventana del tercer piso donde vive con su familia. Ya se encuentra en planta, donde por fin se ha podido despojar de la respiración asistida y de la vía por la que se alimentaba. "Ahora sí que ya estamos tranquilos", coinciden la madre y el padre del pequeño de 20 meses. Amal y Abdeljail Buamar están felices con su familia sana y reunida. Además de Mansef tiene otro dos hijos, Haytam y Dina, de seis y ocho años, respectivamente.

Mansef ya se ha ganado a buena parte del personal del Pediatría con su buen humor y disposición a saludar continuamente a los trabajadores sanitarios, con los que ha aprendido a convivir. Las tres costillas rotas van soldándose según lo previsto, el pequeño chichón de la cabeza ha pasado a la historia y el golpe recibido en el abdomen parece ya superado una vez que ha comenzado a comer con normalidad y no siente apenas molestias. Daños menores para semejante caída.

Esta recuperación exprés no hubiera sido posible sin la excelente atención médica, explican los padres. "No sabemos cómo agradecer la gran labor de los médicos", comenta Abdeljail, que dice estar buscando fórmulas para poder hacer algún regalo aunque sea "low cost" a los facultativos. "Por desgracia, estoy en paro y estamos justos de dinero, pero de alguna manera debemos de compensarles", sostiene este hombre de origen marroquí, fascinado por el buen funcionamiento de la sanidad española. "Tengo familia y conocidos en otros países de Europa y el sistema está mucho peor que aquí", destaca.

La madre, mientras tanto, trata de superar el trauma. "Prefiero no hablar de ello", comenta en varias ocasiones. De alguna manera, se considera culpable de un suceso que tuvo lugar por un despiste de escasos segundos mientras abría la puerta de su casa del Palais a su marido y sus otros dos hijos. "Se subió a un sillón y con el dedo tiró de la ventana que estaba medio abierta para después asomarse y caer", relatan acerca de un incidente producido "en apenas segundos" al que siguió una carrera de toda la familia escaleras abajo para comprobar el estado del bebé. "Los hermanos se llevaron un susto de muerte", indica el progenitor en presencia del pequeño Haytam, que acudió al hospital con un cuento para leer a su hermano. La otra hija, Dina, demuestra ya un saber estar propio de una adulta, a pesar de su corta edad.

Ganas de verle

Las ganas de los hermanos por ver al pequeño sin ataduras en la cama de la planta de Pediatría fueron tales que no dudaron en sacarlo al rellano del ascensor para evitar las limitaciones de visitas establecidas en el centro sanitario debido a la crisis del coronavirus. Actualmente, Sanidad solo permite una visita por paciente, a la espera de dar por controlada la expansión de esta enfermedad, hasta hace poco desconocida.

No obstante, a la familia eso es ahora lo que menos le importa. Solo piensan en ver cómo el pequeño avanza en su recuperación a pasos agigantados. "Aquí tenéis al bebé milagro", espetan con orgullo los padres del pequeño al recibir las visitas, muy preocupadas por las consecuencias de los golpes. "Tenemos que explicar a casi todos los que vienen que el golpe de la cabeza fue muy pequeño y apenas le hizo daño", explican los padres con paciencia.

Una vez en planta, la familia ya respira tranquila y se toma con calma la vuelta a casa. "Obviamente queremos tenerlo en casa, pero aquí está muy bien", indican mientras el pequeño se refugia en brazos de su madre y mira con cara risueña a una de sus visitas, para él un desconocido.

Atrás quedan una decena de días muy duros. "Francamente, lo pasamos muy mal porque pudo haber pasado algo muy malo y nos sentiríamos culpables de por vida", confiesa el padre respecto a una situación que fue cambiando con el paso de los días, según Mansef iba dando muestras de mejoría, entre visita y visita de los doctores a la UCI Pediátrica del centro sanitario ovetense.

La próxima meta es volver a la rutina diaria y, si es posible, encontrar alguna salida laboral para garantizar el buen desarrollo de la familia. "Teniendo salud, confiamos en que lo demás llegue", indica una familia para la que sus vecinos solo tuvieron buenas palabras tras conocer lo sucedido el pasado 26 de febrero, poco antes de las cuatro de la tarde. "Son gente muy humilde, maja y trabajadora", sostenía una vecina que no dudó en cruzar toda la calle en zapatillas para plantarse en la vivienda de Mansef y preocuparse tanto por su estado como por apoyar a una madre destrozada. "Se merecen todo el apoyo del mundo", dijo la mujer que a buen seguro también estará exultante tras conocer la gran mejoría del "bebé milagro" del Palais.

Compartir el artículo

stats