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Comerciantes En La Encrucijada

"El comercio pequeño está muy mal y tiene las horas contadas"

Janet Baraja, tras el escaparate de su zapatería. IRMA COLLÍN

Janet Baraja sigue luchando a diario por mantener la zapatería infantil que abrieron sus padres hace 45 años en la calle Valentín Masip, pero este invierno, antes incluso de que llegase la crisis del coronavirus y de que el país se paralizase por completo, ya se había planteado cerrar. "Soy de las que piensan que el comercio pequeño está muy mal y que tiene las horas contadas. Se vende muy poco, porque muchos de los clientes se han acostumbrado a comprar por internet o en las grandes superficies comerciales y se han olvidado de todas las ventajas que se ofrecen en los negocios del barrio. Para empezar cercanía, buen trato, facilidades y, sobre todo, calidad", explica Baraja.

Aunque parezca mentira, estas últimas semanas ha vendido más que otros meses de atrás. "Todos esos clientes que se habían marchado han tenido que venir a comprarnos a nosotros porque los grandes estaban cerrados, pero el problema llegará cuando vuelvan a abrir (algo que ocurrirá hoy). Solo nos queda tener esperanza y pensar que todo lo que está ocurriendo le ha servido a la gente para darse cuenta de la importancia de los negocios de proximidad que hay en los barrios, de las tiendas que tienen al lado de sus casas", añade.

No obstante, Janet Baraja no es para nada optimista. "Ahora mismo no hay muchos sitios en los que gastarse el dinero y la gente compra, pero el problema es muy grave y si no se toman medidas la economía de las familias va a resentirse", señala. "Es muy importante que los clientes vuelvan a confiar en nosotros para que el pequeño comercio pueda salvarse", insiste Janet Baraja.

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