La óptica de María José Prado, en la calle Marqués de Pidal estuvo abierta para urgencias, con muchas restricciones durante todo el confinamiento, y desde el día 11 de mayo ya ha abierto como el resto de los negocios. Y si las urgencias fueron muy pocas, el movimiento con el cambio de fase ha sido también escaso. "Cuando abrieron los demás comercios abrimos la puerta de par en par, con los protocolos de atención del Consejo General de Ópticos de España, y ahora estamos empezando a recuperar las cosas que habíamos dejado paralizadas cuando la gente se quedó en casa", explica.
Es cierto que "vuelve a haber algo de movimiento pero va muy lento, sobre todo porque la gente mayor tiene miedo; entran y si ven a alguien en la óptica, aunque tengamos espacio, preguntan desde la calle; lo que hay no tiene nada que ver con lo que había el mes de marzo, en el que estaban yendo muy bien las cosas". La prudencia y el miedo se notan en las ventas. Por ejemplo, en las gafas de sol. "Por estas fechas la gente se probaba gafas de sol para ponérselas, pero ahora no hay nada de eso". No obstante, cree que "hay que ser optimistas y pensar que todo esto se va a arreglar".
