Sor Esperanza Romero dejará el cargo de responsable de la Cocina Económica de Oviedo entre finales de septiembre y principios de octubre. Personas cercanas a la institución solidaria aseguraron ayer a LA NUEVA ESPAÑA que la marcha de la religiosa a un nuevo destino es inevitable. Un grupo de colaboradores del alma mater de los pobres ovetenses trató de convencer a la hermandad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl de la conveniencia de mantener a Romero en la capital del Principado, pero la congregación se mostró tajante: "Las normas son las normas y ninguna monja puede estar más de nueve años en un mismo destino".

La propia Sor Esperanza reconoció ayer a este diario la posibilidad de tener que abandonar la Cocina Económica, si bien negó la existencia de una decisión definitiva. "Sé que habrá una reunión a finales de septiembre para decidir cambios, pero no me preocupa porque vivo el presente", indicó la monja desde los fogones, consciente de la existencia de una norma que le impide continuar.

Las reglas de las Hijas de la Caridad fijan inicialmente en seis años el periodo establecido para los empeños designados a sus religiosas. Sin embargo, existe excepcionalmente la posibilidad de prorrogar ese periodo por hasta tres años más, un plazo agotado ya por completo por Esperanza Romero. La religiosa llegó en 2011 a la Cocina Económica para relevar como responsable a Blanca Argote, quien también había pasado casi una década en el cargo, antes de volver a desempeñar labores educativas en el colegio de la Milagrosa.

La marcha de Sor Esperanza se produciría en un momento de intenso trabajo para la institución, cuyo patronato ha sido renovado recientemente. La crisis sanitaria del coronavirus provocó que durante el confinamiento se disparase la demanda de menús desde las capas más vulnerables de la sociedad ovetense. En los días más duros se rozaron los 400 menús entre las entregas presenciales y los repartos a domicilio. La necesidad obligó a incorporar más personal y elevar las ayudas municipales para dar servicio a todo el mundo.

Ante este panorama, el buen hacer de Sor Esperanza y su equipo fue determinante. Conocedores de su labor fueron muchas las instituciones, asociaciones y empresas que arrimaron el hombro para suministrar materia prima al personal de la Cocina Económica. Entre todos lograron paliar el hambre de numerosas familias golpeadas directamente por las consecuencias de un estado de alarma letal para actividades como la hostelería o la venta ambulante.

Esta situación extrema lleva a Sor Esperanza a dejar abierta una pequeña posibilidad de continuar. "Según están las cosas, no sé ni siquiera si estaremos en condiciones de hacer un relevo", comenta, insistiendo en su desconocimiento en relación a los planes de la madre superiora para su futuro.

"Totalmente entregada", "entusiasta", "infatigable" y "eficaz" son solo algunos de los numerosos adjetivos positivos lanzados por los colaboradores habituales de la Cocina Económica a la hora de tratar de definir a la piedra angular de un proyecto tan loable como necesario para la ciudad. "Tratamos por todos los medios de evitar su marcha, pero no se nos dio ninguna esperanza", comenta el portavoz de un grupo de ovetenses entregados a la labor solidaria de la monja, después de intentar convencer a la congregación de la importancia que tendría para Oviedo la continuidad de Sor Esperanza al frente de una institución cuyos orígenes se remontan al año 1888.