¿Ven al tipo de la foto? Pues es una leyenda y, como él mismo dice, nadie se convierte en leyenda sin probar un par de cosas. Y una ciudad, pongamos Oviedo, tampoco se convierte en leyenda sin rock and roll. En 2015 se escribió una página más de la historia musical de Oviedo y de Asturias, y fue en San Mateo. Este hombre, al que los adolescentes quizá conozcan como el abuelo que anunciaba tónica, o ni eso, estuvo hace cinco años en la ciudad dejando ese poso que mantiene la pasión por la música de una capital de provincias. Mi hermana hizo una apuesta aquel día, quería saber cuánto tiempo tardaría aquel músico de 68 años en quitarse la chupa y lucir como en la foto. Fueron apenas unos minutos y aquel quedó para la historia como uno de los mejores conciertos que se han podido ver en Oviedo.

Iggy Pop triunfó en La Ería en el último año que los conciertos de San Mateo se celebraron en ese espacio. Es lo que tiene San Mateo que va dejando muescas en la ciudad. La plaza de toros, con aquellos conciertos a 500 pesetas; la plaza de la Catedral, con un escenario que se movió de la fuente al frontal del templo y más tarde a un lateral; las pistas de San Lázaro, donde "Mecano" dejó una de esas muescas, y ahora, un pandémico Auditorio.

2015 fue el último año que se celebraron conciertos en La Ería. Hubo polémica. El tripartito (PSOE, Somos Oviedo e IU) anunciaba que recuperarían San Lázaro para las actuaciones. No fue así, acabaron tragando con el parking del Tartiere.

Siempre que hay un cambio de gobierno, cuando el Ayuntamiento de Oviedo muda de color, de azul a rojo (ambos con matices), uno de sus empeños es dejar huella cambiando el escenario de los conciertos de San Mateo, como si a los ciudadanos nos importase más el continente que el contenido.

Hace cinco años tuvimos a Iggy Pop y a muchos otros en Oviedo. San Mateo era de aquellos de sudar la camiseta en los "pogos" de las primeras filas de los conciertos. Unas fiestas en las que hasta los cantantes acababan en cueros.

Cinco años después... imagínense al tipo de la foto, a sus 68 años, luciendo colgajo sin ningún pudor, con mascarilla y en el Auditorio con la gente bien sentadita