Joaquín Pixán es historia de la música. El tenor cangués lleva 50 años en el escenario y en ese medio siglo le ha dado tiempo a adentrarse en todos los recovecos de la lírica. Lo volvió a hacer ayer en el auditorio Príncipe Felipe. Celebró ese cumpleaños en una sala de cámara que se llenó para escuchar una selección de canciones que iban desde el Barroco italiano al estreno de su última canción, "Vetusta", su particular homenaje a Oviedo con letra del poeta de Bañugues Aurelio González Ovies.

Pixán estuvo acompañado para la ocasión por el pianista Mario Bernardo y contó con la participación de la viola de Cristina Gestido. Los dos músicos lograron con sus magníficas actuaciones dar aún más color a la voz de Pixán. La interpretación del "Paxarín parleru" levantó los aplausos del público. Ese, el asturiano, y la copla española fueron los pasajes más aplaudidos del concierto.

Antes, Pixán había dejado muestra de sus cualidades como tenor en la primera parte del espectáculo. Comenzó adentrándose en el Barroco italiano e interpretó tres canciones de Francesco Paolo Tosti, un compositor al que conoce bien Pixán, no en vano interpretando sus composiciones obtuvo el cangués un gran reconocimiento en Italia.

Si Pixán se defiende de manera magnífica con la lírica italiana, llega a la misma altura con la copla española. Sus interpretaciones de "La Lirio" y "La Salvaora" fueron respondidas desde el público con varios "olés" y muchos aplausos. Público entre el que estaban el alcalde, Alfredo Canteli; la concejala de Educación y profesora de Piano, Yolanda Vidal, y los poetas Aurelio González Ovies y Javier Almuzara, autor del libreto de la ópera "Fuenteovejuna" y con quien también ha colaborado Pixán.

En el capítulo de poetas no faltaron las canciones escritas por Antonio Gamoneda y el propio Pixán para su propuesta de cancionero asturiano para el siglo XXI.

El tenor estuvo arropado por un público que siguió ese recorrido por la música que forma parte de la vida de Pixán. Aplaudió, se divirtió y se emocionó con muchas de las interpretaciones. El cantante pone, además de su gran potencia de voz, una enorme dosis de sentimiento a sus interpretaciones.

El concierto estuvo marcado por las medidas anticoronavirus, por lo que el público no disponía de programa de mano, "pero nosotros tampoco lo tenemos", explicó el cantante antes de cambiar en parte el orden del repertorio que tenía previsto en un inicio. Como buen experto en esto de los escenarios, sabe perfectamente qué es lo que demanda el público en cada momento y así fue adaptando el orden de las canciones.

La de ayer fue una noche de celebración. Para Pixán, porque lleva la friolera de medio siglo luchando por la música y con la música. Para el público, porque asistió a una clase magistral de historia de la lírica con un cantante para el que el género no tiene secretos y con dos músicos, Bernardo y Gestido, que, para quienes no los conocían, fueron la gran sorpresa de la noche.

Una noche de San Mateo para otros públicos, a caballo entre el concierto de "Camela" de anteayer y el que hoy ofrecerá "Rozalén". Una noche para aprender otras músicas que son la base de mucho de lo que se ha hecho en décadas y siglos posteriores.