Cuando el concejal Javier Cuesta (PP) pide aplazar el debate del destino que Oviedo dará a los millones del remanente no solo lo hace por la falta de certidumbre respecto a las condiciones de acceso a esos fondos. También, y principalmente, lo hace porque su área está totalmente entregada al diseño de un presupuesto municipal, el del año próximo, que está siendo "muy complicado".

Cuesta resume la situación como "un verdadero encaje de bolillos", ante la caída de los ingresos y el incremento de los gastos. De momento, el concejal no quiere hablar de recortes y sí del intento de sostener todas las partidas, el objetivo, antes que la poda, para "mantener los ejes básicos de cada concejalía".

Con ese panorama, Javier Cuesta tampoco quiere pillarse los dedos en cuanto a plazos de aprobación de las cuentas municipales. De momento, todas las áreas municipales han realizado su primera aportación de necesidades para 2021. A partir de ahí, Economía trabaja en la redacción de un primer borrador antes de descender al encaje fino y la negociación, partida a partida, con cada uno de los concejales de gobierno.

La complejidad de este año será además, teme Javier Cuesta, una constante para próximos ejercicios. Si las expectativas para 2021 son malas, para el 2022 se dibuja un panorama complejo, donde a la línea continuista respecto a los problemas derivados de la pandemia (más gastos, menos ingresos) se sumaría una merma importante en la participación en los ingresos del Estado. "Es un escenario complicadísimo", concluye Cuesta, "y más cuando el Gobierno no ha vuelto a hablar del fondo de los 5.000 millones ni de las ayudas al transporte. En la Federación de Municipios somos pesimistas".