Al centro histórico de Oviedo, desde la plaza Porlier a los pies de la Catedral, ya le han salido los primeros brotes navideños. Después de las luces y del belén, ayer se montaron la práctica totalidad de las casetas del mercadillo que se inaugura mañana, 77 puestos, un poco más que el año pasado, que ocupan el doble de espacio, ampliándose hasta llenar la plaza de la Catedral.

El martes a última hora de la tarde se sortearon los puestos y hoy tomarán posesión de sus casetas los comerciantes. En el Ayuntamiento respiran aliviados y el concejal de Economía, Javier Cuesta, se felicita de haber podido salvar la fecha, ya que el fin de semana del puente ha llegado con menos restricciones sanitarias para el pequeño comercio, por lo que los puestos podrán abrir. “Si el comercio estuviese cerrado”, reflexionaba ayer el edil, “la propia actividad del mercadillo no podría haberse inaugurado mañana, salvo los puestos de venta de actividades permitidas. Poder abrirlo todo ha sido un alivio para el comercio en términos globales, y para nosotros como Ayuntamiento. Porque el fin de semana del puente es el del inicio de la Navidad en el comercio local. La gente aprovecha ya para hacer mucha compra navideña y prenavideña, y nos preocupaba mucho que se perdiera ese fin de semana, porque hubiera significado perder una parte muy importante de la campaña. Por tanto, hemos respirado”.

Más espacio

La inauguración del mercadillo, mañana por la tarde, abre al público 77 puestos, no los más de cien que se pretendían debido a las medidas de seguridad del covid. La pandemia no solo ha obligado a aumentar la distancia entre cada puesto y los pasillos de entrada y salida, sino que el Ayuntamiento ha contratado una asistencia técnica específica para reforzar la seguridad. Junto a los que velarán para que no haya destrozos por la noche ni robos en los recintos, otros equipos garantizarán que se cumplan los aforos y no se produzcan aglomeraciones.

Aunque el número de casetas no es mucho mayor que el año pasado, sí ocuparán más espacio. En parte por las medidas de seguridad que obligan a aumentar las distancias y en parte porque este año se suman los artesanos que tradicionalmente estaban en la Rosaleda del Campo. Los colores distinguirán estas zonas: casetas blancas para regalos, decoración y alimentación navideña, en Porlier, y acabados en madera para la artesanía, junto a la Catedral.