Oviedo está plagada de cicatrices urbanas. En muchos enclaves de la ciudad, la rotunda fisicidad de los edificios actuales se mezcla, en el ánimo del ovetense, con el recuerdo de los emblemáticos inmuebles que ocupaban ese mismo espacio en el pasado. El Vasco, donde se localizaba la añorada estación; la plaza de la Catedral, antaño plagada de casas; el barrio de Buenavista, donde se erigía el estadio de fútbol; o la misma calle Uría, hogar del mítico Carbayón, son algunos de esos enclaves que hacen frontera con la memoria. Ahora, la exposición “La ciudad despierta. Oviedo/Uviéu en la colección fotográfica del Muséu del Pueblu d’Asturias, 1858-1978” permite contemplar cómo eran esos lugares emblemáticos de la capital antes de las transformaciones que liquidaron esos iconos urbanos.
Expuesta en la Sala SabadellHerrero (Suárez de la Riva 4), hasta el próximo 22 de enero, y comisariada por Francisco Crabiffosse, “La ciudad despierta” reúne más de 650 fotografías tomadas en la ciudad en esa horquilla de siglo y medio que fue clave para el desarrollo urbano de Oviedo. Un minucioso recorrido que permite reconstruir la historia de la urbe, a partir exclusivamente de los riquísimos fondos fotográficos conservados en el Muséu del Pueblu d’Asturies.
La muestra sirve además para reivindicar la trayectoria de los fotógrafos ovetenses y asturianos, cuya perspicacia y constancia a la hora de retratar cada recoveco de la ciudad, y también de documentar los acontecimientos de relevancia que se producían en sus calles, han propiciado la pervivencia de este legado, de este imaginario. Profesionales y aficionados, fotógrafos de prensa, retratistas de estudio, incluso los dedicados a la publicidad o los que se tomaban vistas para postales, todos ellos han contribuido a la creación de este gran fondo.
De muchos de estos fotógrafos se desconoce el nombre, pero otros, entre ellos algunos de los más prolíficos, están bien documentados. Francisco López Casado, Celso Gómez Argüelles, Edmundo Lacazette, Mario Guillaume, Fernando del Fresno, Adolfo López Armán, Pedro Alonso Rebollar, José Vélez, Modesto Montoto o Feliciano Pardo son algunos de los fotógrafos cuya obra forma parte de la exposición, todos ellos aportando imágenes de algunos de esos enclaves urbanos hoy desaparecidos.
La exposición está concebida, además, como un homenaje a una figura que percibió antes que nadie la importancia de las imágenes para documentar la transformación urbana de Oviedo. Se trata de Francisco Quirós Linares (Zamora, 1933-Oviedo, 2018), que fue catedrático de Geografía de la Universidad de Oviedo y que, desde su posición, fue pionero a la hora de otorgar a la fotografía su protagonismo, hoy plenamente asumido, como documento básico para el estudio de la evolución de las ciudades y el territorio de Asturias. Tal y como explica Juaco López, director del Muséu del Pueblu d’Asturies, Quirós Linares fue además asesor del propio museo gijonés en la integración de los fondos sobre Oviedo que se conservan en esa institución, y ayudó activamente a su documentación.
