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Cuando Sagi revolucionó la zarzuela

El Festival de Teatro Lírico recupera, el próximo mayo “La del manojo de rosas”, el montaje que encumbró al escenógrafo ovetense

Una vista general del montaje de Sagi para “La del manojo de rosas”.

En la historia reciente de la zarzuela hay una fecha que marca un antes y un después: el 2 de noviembre de 1990. Ese día se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el emblemático montaje de “La del manojo de rosas” a cargo de Emilio Sagi, una producción que precipitó la renovación del género y que se convirtió en un clásico inmediato. Ese montaje, que un tiempo después llegaría a Oviedo y que se ha representado en medio mundo, retorna esta temporada al teatro Campoamor, justo cuando se cumplen tres décadas de aquella revolucionaria temporada en la que Sagi emergió como un auténtico referente de la dirección escénica.

“Esta obra, ‘La del manojo de rosas’, me produce una emoción muy particular”, explica Emilio Sagi. “Mi abuelo”, continúa, “se la había encargado a Pablo Sorozábal para que debutase mi tío, Luis Sagi-Vela”. El abuelo del director de escena era el barítono Emilio Sagi Barba, que en 1934, cuando se estrenó la zarzuela en el teatro Fuencarral de Madrid, ejercía como empresario del ramo. Tal y como relata Emilio Sagi, Luis Sagi-Vela encabezó el reparto de “La del manojo de rosas” cuando se estrenó la obra en el teatro madrileño, el 13 de noviembre de aquel año de 1934. Y, tal y como esperaba su padre, la zarzuela compuesta por Pablo Sorozábal, con libreto de Anselmo C. Carreño y Francisco Ramos de Castro, supuso un espaldarazo para la carrera de Sagi-Vela, que desde ese momento formó una sólida y exitosa pareja profesional con su coprotagonista, la soprano María Vallojera.

Cuando se enfrentó por primera vez a esa zarzuela, ya como director de escena, Emilio Sagi potenció la modernidad de la pieza: “En ‘La del manojo de rosas’ veía cómo Sorozábal había usado jazz, batería en la orquesta y bailes muy populares en la época como el charlestón. Se percibe que era una obra de una gran modernidad para su época, para ese año de 1934 en el que se estrenó”.

A la hora de adaptar la obra de cara a su montaje de 1990, Sagi actuó con mucha decisión para actualizar el título: “Emilio (Sagi) entró en la obra de lleno, la reestructuró e hizo muchos cambios, fusionando la tradición de la zarzuela con el musical americano y dotando toda la obra de un sentido narrativo muy ágil, muy vivaz. Fue un fogonazo de modernidad para el género”, destaca Cosme Marina, musicólogo y director artístico del Festival de Teatro Lírico de Oviedo.

Aquel estreno, no obstante, también registró cierta controversia, como recuerda Marina: “En Madrid, hubo sectores que protestaron tras el estreno, porque realmente Sagi entró muy a fondo en la obra e hizo muchos cambios. Pero su visión se acabó imponiendo y ‘La del manojo de rosas’ fue un revulsivo para todo el género, que ayudó también a otros autores a cambiar un poco la forma de ver la zarzuela, provocando que ese género, que iba a menos en esos momentos, con fórmulas muy estereotipadas, diese un salto hacia la modernidad”.

A juicio de Cosme Marina, este montaje de “La del manojo de rosas” mantiene, treinta años después, toda su vigencia: “Vista hoy, la propuesta de Sagi sigue siendo igual de moderna, de hecho ya es un clásico que puedes revisitar las veces que quieras, porque siempre habrá un espectador nuevo que la redescubra. Es un título que se tiene que reponer cada tres o cuatro años porque es fundamental, porque demuestra cómo se le puede dar la vuelta por completo a una obra que se veía de otra manera, hacerla radicalmente distinta y que, sin embargo, el espectador tradicional siga viendo lo que veía antes. Eso es una genialidad, porque supone lograr un engranaje perfecto de todo lo que supone la puesta en escena de esa obra”.

“La del manojo de rosas” volverá a representarse en Oviedo el 20 y el 22 de mayo (ambas sesiones a las 20.00 horas), con Óliver Díaz dirigiendo a Oviedo Filarmonía. La fidelidad al montaje original de Sagi será total, incluyendo el vestuario de la añorada Pepa Ojanguren. Para este retorno de la obra a Oviedo, el reparto será también de excepción, con Carmen Romeu (en el rol de Ascensión), Alfredo Daza (Joaquín), Juan Noval (Ricardo), David Pérez Bayona (Capó) y Beatriz Díaz (Clarita). Debido a la incertidumbre ante la evolución de la pandemia, las entradas no están aún a la venta (la Fundación Municipal de Cultura las va liberando función a función, y de momento solo se pueden adquirir los billetes del programa doble “Granada”, que incluye “La Tempranica” y “La vida breve”, y que se representa los días 25 y 27 de febrero). “Me gusta mucho que esta obra vuelva a verse en Oviedo, es una gran emoción”, concluye Sagi, que aspira a que su celebrado montaje siga “ofreciendo al público un rato de diversión y relajación”.

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