La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Isabel Quirós, científica del IUOPA: “No me arrepiento de dejar Cambridge; investigaría mejor, pero no sería más feliz”

“Aquí no te preparan para conseguir empleo; en Inglaterra teníamos hasta a una periodista de la BBC que nos entrenaba en entrevistas de trabajo”

Isabel Quirós posa frente a la Facultad de Ciencias. Irma Collín

El “retorno del talento” es uno de esos mantras inevitables en cualquier ideario político sobre ciencia e innovación. Otro muy socorrido, que los universitarios asturianos deben salir más al extranjero a formarse. Lo que no aclaran en esos programas, ni en su letra pequeña, es que si cumples todos esos requisitos, si te vas fuera, llegas a un nivel profesional excelente y te traen de vuelta a tu región, corres el riesgo de perderlo casi todo. Isabel Quirós González (Lugones, 1981) era la segunda de uno de los grupos pioneros del Instituto del Cáncer de la Universidad de Cambridge a finales de 2017. Hoy, tras un programa “Clarín” pensado para que los mejores vuelvan a la región, alterna paro y contratos de un mes con el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA) mientras espera el nacimiento de su segunda hija.

–¿Cómo llegó a la biología?

–Lo tenía muy claro. Nunca fui una gran estudiante, pero siempre fui muy curiosa. Mi madre, sin haber estudiado, también lo era, y me llevaba a mirar. Al bosque, al mar, a fijarnos en ese liquen; mira esa anémona, mira ese pájaro. A mi padre también le gustaba y en casa había revistas de divulgación. Estudié Biología en Oviedo, pero la situación económica en casa no era muy buena, tengo además tres hermanos mayores, y tuve que trabajar para costearme la carrera.

–¿Qué trabajos?

–De todo. Clases particulares, camarera, azafata pero de estas de las de Bacardi y también becaria del coro Universitario, que te daban una ayuda.

–No sería fácil sacar así Biología.

–No, pero fregar los váteres del bar me aclaraba mucho las ideas, y decidí que quería hacer la tesis en ciencias biomédicas. Era 2005, busqué por internet y di con el doctorado del IUOPA y con el grupo de Rosa Sainz y Juan Carlos Mayo, que entonces estaban empezando su laboratorio.

Nunca fui una gran estudiante, pero siempre fui muy curiosa; mi madre, sin haber estudiado, también lo era, y me llevaba a mirar: al bosque, al mar, a fijarnos en ese liquen; mira esa anémona, mira ese pájaro...

decoration

–¿Ahí pudo acceder ya a becas y dejar los otros trabajos?

–Como mi expediente no era muy bueno, no lo conseguí el primer año, pero sí entrar en el doctorado, que tenía númerus clausus. Al segundo año sí conseguí una beca predoctoral, aunque nunca dejé de trabajar hasta que uno de los contratos me lo exigía.

–¿Sobre qué hizo la tesis?

–Trabajábamos con el cáncer de próstata, sobre las estrategias del cáncer para resistir los tratamientos, y más en concreto sobre una estrategia de estas células tumorales, que ante determinados tratamientos dejan de crecer, se congelan, y una vez que pasa el tratamiento o bien vuelven a crecer o alientan a otras para que lo hagan. Y cómo estos comportamientos dependían de las especies radicales del oxígeno, que son esa parte mala del oxígeno que a veces las células tumorales utilizan.

–¿Qué becas tuvo y cómo le fue con estas investigaciones?

–Tuve una beca predoctoral del programa Severo Ochoa del Principado. Son cuatro años, dos de becario y dos contratado. Me permitió hacer estancias cortas. Estuve tres meses en EE UU, en Lexington, aprendiendo técnicas de un campo parecido al nuestro, trabajaban también con la próstata.

–¿Y la tesis?

–Muy bien. Tuve un buen número de publicaciones, fui a congresos, tuve el premio extraordinario, aunque hay muchos premios de estos. Mejoré mucho porque fui muy constante y trabajadora, pero no especialmente brillante. Estar en ciencia, trabajando y rodeada de personas mucho mejores que yo me hizo crecer de una forma increíble.

–¿Después?

–Leo la tesis en 2011 y llega la primera caída de bruces. Me puse a buscar una estancia posdoctoral fuera de España, en Inglaterra, conseguí llegar a hacer tres entrevistas pero me di cuenta de que mi inglés no era lo bastante bueno para competir por un puesto de trabajo allí. Era muy inexperta en entrevistas de trabajo y aquí nadie te prepara para eso.

–¿Qué hace?

–Surgió una oportunidad en el servicio de metabolismo óseo del HUCA. Ellos también trabajan metabolismo redox. Estuve con un contrato de un año, una experiencia muy buena que me dio más perspectivas y me enseñó la parte clínica. Y gracias a mi jefe allí, el doctor Jorge Cannata, surgió la oportunidad, cuando se acabó, de irme con un contrato posdoctoral de dos años de la agencia renal europea al Wellcome Trust Sanger Institute, un centro privado en Cambridge.

–Esta vez lo consiguió.

–La gran diferencia es que no es lo mismo que te contraten ellos allí a que tú vengas con tu dinero debajo del brazo. Estuve dos años, trabajaba mucho con animales, con mi jefe no fue muy bien pero tenían unas becas de formación muy sólidas. Tenían a gente en el laboratorio que te enseñaba a comunicar tus resultados, una periodista de la BBC que te preparaba para entrevistas de trabajo. Me esforcé mucho, estudié mucho inglés con clases particulares y así, cuando se me acabó la financiación, conseguí trabajo en la Universidad de Cambridge.

–¿Así de golpe?

–Salió un contrato con perfil al que solo le faltaba poner que se necesitaba una morena bajita y de Lugones. Pedían un perfil multidisciplinar, con mucha experiencia en biología y un poco senior. En este grupo del Instituto del Cáncer de la Universidad de Cambridge lo que hacían era diseñar nuevas herramientas de imagen para hospitales, como un endoscopio que muestra determinadas células que brillan. Necesitaban un perfil que ayudara a decir a los ingenieros lo que necesitaban los biólogos, y viceversa.

–¿Qué salió mal?

–Nada. Estaba muy orgullosa porque lo había sacado yo sola. Empecé en enero de 2015, era la segunda de mi jefa, Sarah Bohndick. Los contratos eran de tres años pero, a diferencia de lo que pasa aquí, allí sabes que la financiación es mucho más larga. Ellos tienen dinero para seguir con esas investigaciones, y sabes que, si están contentos con tu trabajo, puedes seguir renovando. El problema es que llevaba cinco años en Cambridge, un sitio donde la gente está de paso. Me había separado de mi pareja y de las cinco amigas que tenía no me quedaba ya ninguna. Además, mis padres estaban muy mayores y yo estoy muy unida a ellos, quise volver y Rosa Sainz planteó pedir algún contrato.

Los planes tienen que ser a más largo plazo, hay que invertir en ciencia por convencimiento, no porque quede bien; y no podemos pensar que la Universidad es para que trabajen los de aquí porque si no, ¿quién los iba a contratar?

decoration

–Sus padres estarían orgullosos, supongo.

–Hombre, para mi padre está Severo Ochoa y después su hija, y ojo que Severo Ochoa no hace la tortilla como la hace su hija.

–¿Cómo la captan para volver el IUOPA?

–Un programa “Clarín” del Principado. Son dos años, buen sueldo y dinero para líneas de investigación. Pero, a diferencia de otras regiones, en Asturias esos dos años no tienen continuidad. En Cambridge me contraofertaron. Les expliqué que no podía encontrar un sitio mejor para trabajar. Te pedían un rendimiento muy fuerte pero te lo daban todo para investigar bien. Estaba rodeada de gente muy buena y podía salir al pasillo y preguntar cualquier duda a cualquier eminencia. El ambiente de colaboración allí es excepcional.

–Pasan los dos años...

–Me incorporé en marzo de 2018 al IUOPA. Había una posibilidad de incorporarme a una figura docente del departamento, pero lo sacó otro candidato.

–¿Pese a su currículum en el extranjero?

–Es la discrecionalidad técnica de las comisiones. Y la pescadilla que se muerda la cola. Porque al final, si te vas, pierdes el contacto y te resulta más difícil volver a entrar.

–El IUOPA la podría contratar.

–Sí, pero el acuerdo del instituto con el Principado se retrasó y todos los investigadores nos fuimos al paro. Estamos esperando desde 2019 a que salgan los contratos. Acabé en junio de 2020 y desde entonces encadeno un mes de paro con contratos de un mes que nos puede ir haciendo el IUOPA.

–¿Se arrepiente de volver?

–No me arrepiento de irme de Cambridge, lo hice convencida. No sería más feliz, aunque investigaría mejor y en mejores condiciones.

–¿Qué le falla a nuestro sistema?

–Los planes tienen que ser a más largo plazo, hay que invertir en ciencia por convencimiento, por creer en ello, no porque quede bien. Y no podemos pensar que la Universidad de Oviedo, como escuché hace muchos años a un candidato a rector, cuando era yo estudiante, es para que trabajen los de aquí porque si no, ¿quién los iba a contratar? Es al revés. Si contratas a los mejores tendrás una universidad mejor, la investigación creará riqueza y crecerá y podrás contratar a los de fuera y a los de aquí.

Compartir el artículo

stats