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La nueva ordenanza de ruidos tratará de fortalecer a hosteleros y músicos

Urbanismo, Turismo y Cultura buscan fórmulas para equilibrar el descanso vecinal con actuaciones en directo en la nueva norma

Blues’n’Decker en un concierto “mudo” en el Ca’Beleño, en 2015, para reclamar un cambio de la normativa regional. | Julián Rus

Fortalecer a la hostelería y la cultura como uno de los sectores más castigados por la crisis. Ese es, según fuentes municipales, el espíritu que impulsa al Ayuntamiento en sus primeros trabajos para alumbrar una nueva ordenanza de ruidos. Pero la complejidad de la revisión de la norma pasa por aplicar una precisión quirúrgica al desarrollo de la misma que permita conciliar el impulso al ocio nocturno con el derecho al descanso vecinal, foco histórico de problemas, conflictos y pleitos en la ciudad.

La concejalía de Urbanismo dice que quiere repetir en la futura ordenanza de ruidos, ahora en proceso de redacción, el “consenso” entre todos los sectores implicados que se consiguió con la ampliación de las terrazas. Pese a que en este caso algunas asociaciones vecinales sí están pleiteando contra la norma, el Ayuntamiento persigue una compleja cuadratura del círculo: permitir que los pequeños bares puedan tener conciertos y los establecimientos de hostelería cierta capacidad de recreo musical con la vigilancia extrema al descanso de los vecinos.

En la posibilidad de que los bares puedan volver a acoger conciertos están implicados, además de Urbanismo, las áreas de Turismo y la de Cultura. Es, en realidad, una vieja aspiración en la que la escena local de músicos ovetenses se ha implicado mucho en los últimos años.

La última oleada de protestas y de acciones para resolver el vacío legal que, según la normativa regional impide a un bar acoger un concierto acústico con menos decibelios de los que sí puede ofrecer con una televisión, tuvo lugar en 2015 a raíz de las denuncias que sufrió el Ca’Beleño. Desde entonces hubo distintas movilizaciones para que los bares con licencia para 90 decibelios pudieran acoger conciertos para ese volumen. La campaña se tituló “ni un acorde de menos ni un decibelio de más” y acabó con una propuesta para cambiar la ley regional que no salió adelante, con los votos en contra de PSOE, PP, Foro y Ciudadanos. “Se han caído muchas caretas. En público y en privado todos los partidos políticos nos habían dicho que nos apoyaban”, lamentó entonces el músico Jorge Otero. Sin embargo, a finales de 2018 el entonces concejal de Urbanismo, Nacho del Páramo, anunció que la nueva ordenanza de ruidos en Oviedo solucionaría el problema. Ese texto, sin embargo, nunca llegó a entrar en vigor, y es el que Somos reclama ahora, desde la oposición, que rescate el gobierno.

La concejalía de Urbanismo tiene otros planes y está diseñando su propia estrategia para ofrecer para “acabar con la anomalía existente con respecto a la posibilidad de que los locales de hostelería puedan ofrecer música en directo, dado que sí que pueden ofrecer música amplificada pero no actuaciones en vivo”, explica el área. “Queremos dar respuesta”, indica Nacho Cuesta, “al compromiso electoral de este equipo de gobierno de actualizar y reformar las ordenanzas y la normativa municipal que había quedado, en muchos casos, obsoleta. Pero también es capital para nosotros hacerlo de una manera sumamente cuidadosa y atendiendo a las sensibilidades de todos los sectores implicados, por supuesto, garantizando la armonía entre esta norma y los derechos de los vecinos y todos los ciudadanos al descanso. Queremos una ciudad llena de actividad, una ciudad viva”.

El trabajo previo involucra también a las áreas de Turismo, de Alfredo García Quintana, y José Luis Costillas, de Cultura. Este último destacó que el espíritu de la nueva norma “beneficiaría a los sectores que peor lo están pasando con esta pandemia, la hostelería y el tejido cultural, y también a la propia ciudad con el atractivo que supondría a la hora de atraer visitantes con nuevas ofertas de ocio”.

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